Adiós a casi un siglo de Albo en Celeiro

A MARIÑA

Trabajadoras de Albo Celeiro en su último día de actividad en la planta
Trabajadoras de Albo Celeiro en su último día de actividad en la planta CEDIDA

Viveiro se queda sin su última conservera, que dio empleo a generaciones

27 nov 2022 . Actualizado a las 19:25 h.

Con tristeza hasta el llanto se despidieron las trabajadoras de Albo Celeiro, el pasado viernes, de la actividad en la última conservera que quedaba en Viveiro. Cinco trabajadoras se marcharán a Plisán (Salvaterra de Miño), donde la empresa centralizará la producción de túnidos, y las restantes 40 deberán buscar un empleo. El municipio pierde así una industria que se remonta al siglo XVIII, y que dio empleo a varias generaciones.

Albo estaba próxima a cumplir su centenario en Celeiro. Fue fundada en 1924, y según Carlos Nuevo Cal y Vicente Míguez, autores del libro «Conserveiras de Celeiro, Vicedo, Bares e O Barqueiro», su establecimiento en la localidad respondió «á posición estratéxica do porto lucense en canto á proximidade ás madas de bocarte e de bonito, nuns anos nos que a sardiña volvía a entrar en crise respecto á súa escaseza, e as grandes empresas tendían a diversificar as súas producións».

Imagen de las trabajadoras de Albo, en los años 90
Imagen de las trabajadoras de Albo, en los años 90 ARCHIVO CARLOS NUEVO Y VICENTE MÍGUEZ

Al contrario que con otras fábricas, durante la Guerra Civil, en las factorías gallegas de Albo la actividad se multiplicó, «exportando importantes cantidades de anchoa a Italia y de thon marien a Suiza, ademais de distintos produtos a Alemania. Tamén se producía para o exército franquista e dos mercados das cidades baixo o control do bando chamado nacional», indican Míguez y Nuevo Cal.

Trabajadoras de la conservera, en los 60-70
Trabajadoras de la conservera, en los 60-70 ARCHIVO CARLOS NUEVO Y VICENTE MÍGUEZ

Varias generaciones de mariñanos, principalmente mujeres, trabajaron en Albo Celeiro. La empresa ampliaría las instalaciones en las décadas de los 70 y 90 y para cuando el holding chino, Shangai Keichuang, compró la marca, operaban en la planta 73 empleadas. Ahora son unas 40 las que se quedan en la calle -cinco solicitaron el traslado- con la centralización de la producción de túnidos en Plisán.

Empleadas de la conservera, en la década de los 50
Empleadas de la conservera, en la década de los 50 ARCHIVO C. NUEVO / V. MÍGUEZ

Desaparece así una industria que dio mucho fruto en Viveiro: entre 1932 y 1939, se documentaban un total de 1.028 obreros de las distintas conserveras viveirenses dados de alta en la Unión de Fabricantes.