Merece la pena seguir siendo médico

A MARIÑA

28 mar 2024 . Actualizado a las 14:26 h.

El médico que solo sabe medicina ni medicina sabe. No importa quién lo dijo, solo importa la sentencia. La que asumió don Gregorio Marañón Posadillo. Y además, a pesar de los avances o amenazas como esa inteligencia artificial, la medicina es y seguirá siendo, ciencia y arte.

Tales reflexiones me las inspira el legado del doctor Sánchez Salorio. Se fue al infinito pero nos dejó su ciencia y su arte reflexivo sobre la profesión en la sociedad entre los siglos XX y XXI. «Vale la pena ser médico, pero no sé cómo será seguir siendo médico».

Deberíamos ser hábiles pensadores. Separar la medicina de las relaciones médico sociedad o médico Sistema Nacional de Salud. La medicina forma parte del conocimiento humano para ser capaces de garantizar el derecho a la salud integral en ese espacio socio sanitario que forma parte de los Derechos Sociales Constitucionales, donde se han instalado ciencias como la sanimetría que busca la eficiencia pero inclinándose hacia la relación coste eficacia que convierte el acto médico en un proceso costoso que junto al envejecimiento poblacional amenaza con hacer insostenible las cuentas públicas del Estado Nacional o de las Autonomías.

Nada tiene que ver la medicina que practicaba mi bisabuelo José Mosquera Puga o sus hijos Alejandro y Gumersindo, en tierras de Vilamarín-Tamallancos. Fueron por mandato de la Universidad Literaria Compostelana médicos rurales. La relación humanística entre la ciencia del saber curar y el arte de saber escuchar, interpretar lo que se ve, escuchar o palpar y cuidar. Las relaciones médico-enfermo eran directas, a pie de cama, entre las luces tenues de un candil o el fuego de una lareira. Me lo contaba en Euskadi Caro Baroja cuando se refería a su tío Pío Baroja en un Txitxilu de Cestona. No solo exploraban el cuerpo, captaban el sufrimiento de las almas.

Llegaron los adelantos. Se fundaron los Hospitales desde el Camino a Compostela para atender cristianamente a los peregrinos. Llegó la medicina que hizo del sanitario un trabajador comprometido laboralmente con el servicio público esencial controlado por las administraciones públicas, concertadas o privadas, en definitiva: sueldos, condiciones de trabajo, inversiones en herramientas, grandes edificios, complicadas redes multidisciplinares y cada vez más artefactos a dominar para mejor proveer en una asistencia con diagnósticos y tratamientos basados en la evidencia científica donde guías, protocolos y controles economicistas se han impuesto al arte.

Y así Sánchez Salorio señala: medicina asociada a la tecnología; trabajo en equipo; Medicina sintomática y polifarmaceútica; más tiempo para la informática y la robótica que para escuchar la versión del paciente enfermo; plétoras por demanda que producen fatigas en los miembros de los equipos sanitarios tanto en Centros de Salud como en Hospitales de la red gestionada por la Administración que negocia y promete pero al final solo trata de controlar el gasto, de ahí el error que se comete a veces cuando se aplican recortes como si se tratara de una partida presupuestaria sin más. Razón por la que surge ese clima general de la desmotivación en quienes un día tuvieron vocación para ser y estar casi más de doce años formándose para ser médicos.

Pues a pesar de todo, sigo creyendo. La satisfacción de acertar y usar el conocimiento para curar y cuidar. Además del tiempo que permite conocer la vida del ser humano ante la enfermedad y escribirla para dejar tal experiencia como legado humanista que sea semilla para que surjan más médicos rurales y hospitalarios. Amén.