Alba Díaz Geada, historiadora: «O motín de Cervo de 1892 permite supoñer que existía solidariedade entre as mulleres»

y. garcia CERVO / LA VOZ

CERVO

YOLANDA GARCÍA

La crónica de aquel suceso hablaba de 300 que fueron con palos y piedras al ayuntamiento y varios fueron investigadas, la mayoría féminas y varias de oficios «marinero» y «jornalera»

20 mar 2024 . Actualizado a las 17:10 h.

El ciclo Encontros de Saberes de la Rede Museística Provincial de Lugo ofrecía el pasado sábado en el Museo Provincial do Mar, en San Cibrao, una interesante charla de la historiadora mariñana Alba Díaz Geada. Mulleres en rebeldía: O motín de Cervo, abordó un episodio local de 1892. Tras la introducción de la conferenciante por parte de Silvia Fiallega, la ponente puso en línea directa el motín cervense con otros que se habían producido en A Mariña, entre 1891 y 1892. «Os anos do motín _relató_ coinciden cunha peculiar presión fiscal, que era a principal vía que tiña o estado liberal en construcción de manifestarse na vida das persoas. Para construir ese entramado administrativo, xudicial, militar... necesitaba fondos. A presión fiscal era especialmente gravosa para as clases populares e empobrecidas, e un dos impostos máis odiado era o de consumos, que gravaba os produtos de primeira necesidade, básicos».

«A presión fiscal era especialmente gravosa para as clases populares e empobrecidas, e un dos impostos máis odiado era o de consumos»

«Precisamente o motín de Cervo e os desta época son contra esa fiscalidade que oprimía moito esas economías, entre a liña de subsistir e non subsistir. Ademais foi unha época de crise económica, de incremento dos prezos dos cereais, tamén de certa apertura política», dijo. Tampoco eran «feitos aillados, senón que se deron no conxunto do territorio», según estudios previos. Y añadió: «Esta época é, especialmente en Galiza, de dificultades na pesca e no traballo da terra. Neste contexto, teñen lugar motíns en diferentes lugares da Mariña, según a información recollida na prensa(...) En Trabada, en Lourenzá, en San Cosme de Barreiros, en Ribadeo». En el caso barreirense se llegó a hablar de «dos mil hombres y mujeres» movilizados, poniendo en alerta a otros ayuntamientos de la zona.

YOLANDA GARCÍA

La subasta cervense

El motín cervense, agregó Alba Díaz Geada, ocurrió el 23 de agosto de 1892 aunque ya el día anterior se había producido un «pequeño alboroto por un gran número de mujeres» en Burela, según las crónicas de entonces. Al día siguiente, «en Cervo algunas personas malévolas _leía textualmente una noticia_ hicieron correr la idea de que iban a subastarse no solo alcoholes y carnes sino también trigo, centeno, maíz, patatas, etc... Esto produjo tal excitación en el ánimo de los habitantes de Cervo, especialmente en las mujeres, que el día el remate se presentaron en la casa del ayuntamiento más de 300 armadas con palos y piedras». «A las dos de la tarde _continuaba con aquella noticia_, hora señalada para la subasta, salieron acompañados de la Guardia Civil, desde la casa del secretario, éste, el alcalde y varias personas más, para dirigirse al Ayuntamiento que está instalado a poca distancia, y fue en este momento cuando comenzó el desorden. Las mujeres la emprendieron a pedradas con dichos señores». Una vez dentro del ayuntamiento, al parecer, se apoderaron de documentos que rompieron y tiraron al río. El motín duró unas dos horas y hubo una víctima mortal, según se publicó. Al igual que se lanzarían piedras también hacia las casas de autoridades locales y que intervino la Guardia Civil. «A muchas mujeres que formaron parte del motín hemos oído confesar que han sido engañadas», se apuntaba en el artículo.

«Nada do que aquí acontece é excepcional _comentó la historiadora_. A revolta popular é unha forma de protesta popular de moi longo percorrido e en Sargadelos houbera un gran motín un século antes». La subasta se volvería a realizar, «cunha rebaixa no imposto de consumos», añadió. El Eco de Vivero era el periódico que inicialmente recogería estos hechos.

YOLANDA GARCÍA

«Nove persoas foron finalmente encausadas por sedición»

Díaz Geada consultó diversas fuentes de investigación, los fondos del archivo municipal entre ellos el padrón de habitantes, y documentación judicial. Señaló que hay indicios de que hubo personas encausadas por esos hechos, al menos 9, de las cuáles siete eran mujeres y varias de oficios como «marinero» o «jornalera», según constaba en la documentación original, en la que también se aportaba una cifra mayor de participantes en la protesta que los 300.

«A maioría das personas investigadas e detidas eran mulleres. O que non é casualidade é que fosen do estrato máis pobre: marinero e jornalera»

Enfatizó en que «a maioría das personas investigadas e detidas eran mulleres. O que non é casualidade é que fosen do estrato máis pobre: marinero e jornalera».

La realidad del oficio de «marinero»

Díaz Geada resaltó también como en otras investigaciones se apuntaba que la realidad económica de la época en esta zona era que los llamados «marineros» eran  realmente «criados, cun patrón» y que vivían «en chozas, en condicións hixiénicas precarias». «Esta era a realidade material que sustenta estas mobilizacións», concluyó. «Creo que este motín permite supoñer que existía solidariedade entre as mulleres, solidariedades comunitarias pero tamén pode ter que ver con outras solidariedades máis amplias e quizás nos amosan unha época onde, perante a intensificación das desigualdades sociais, non deixaron de organizarse mobilizacións colectivas para tratar de combater estas novas formas de explotación», finalizó.

Alba Díaz Geada agradeció en su proceso de investigación la contribución de personas como Ramón González, Francisco Piñeiro o Marco López: «Foron colaborando para tecer peciñas nunha investigación en curso. Non sei se algún día se vai concluir. Moitas grazas tamén a eles». De hecho, al final de su charla intervinieron vecinos contando historias propias que habían escuchado a sus antepasados en relación con el tema de la ponencia, incluso una copla que la historiadora anotó rápidamente, animando a más cervenses a aportar más datos que puedan ser aún hoy desconocidos de aquellos hechos. «Ainda quedan moitas incógnitas», finalizó la historiadora.