El enlace peatonal entre Bamio y Carril morirá en el cruce de la urbanización de A Tomada

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

La Xunta espera iniciar a comienzos del año que viene unas obras que durarán cinco meses y solucionarán el acceso peatonal al cementerio de Carril

12 abr 2024 . Actualizado a las 18:35 h.

Decididamente, la consecución de una conexión peatonal segura entre Bamio y Carril constituye un empeño lento y, sobre todo gradual. Tras años de espera, la intervención tiene ya fecha de inicio, siquiera aproximada: los primeros meses del 2025, tal y como apuntó ayer la Consellería de Infraestruturas e Mobilidade. La actuación supondrá, indudablemente, una mejora frente a la precaria situación actual de un tránsito rodeado por tres carreteras, especialmente por lo que respecta al acceso al cementerio Sin embargo, las aceras que se construirán no llegarán, al menos no en esta fase, a su verdadero objetivo: el casco urbano carrilexo. Se quedarán en el cruce que conduce a la urbanización de A Tomada de San Roque.

El plano que la Xunta ha facilitado es perfectamente claro. En su extremo norte, las aceras arrancarán en el punto de O Salgueiral en el que hoy muere el espacio por el que pueden transitar los peatones que caminan desde Bamio. Lo harán en el margen opuesto de la PO-192, descenderán hacia la zona de la gasolinera y se convertirán a partir de ahí en una senda exclusiva para los viandantes. Es cierto que en su término sur conectarán con otras aceras, pero estas son las que se internan en A Tomada de San Roque y carecen de continuidad hacia Carril. En realidad, las aceras que ya existen, las que verdaderamente dan servicio al núcleo carrilexo, se detienen en el mirador de Cortegada, poco antes del antiguo edificio de la conservera Malveiras. Para conseguir una conexión plena, el proyecto tendría que incorporar otros trescientos metros — la distancia aproximada que separa el cruce de A Tomada de este punto— de infraestructura segura para los peatones.

Diez empresas interesadas

Es probable que esta cuestión avive una controversia que el Concello de Vilagarcía ha planteado ya en varias ocasiones. Entre tanto, lo cierto es que la mejora de la movilidad peatonal entre Carril y Bamio ha despertado el interés de las empresas constructoras. Diez compañías han presentado sus ofertas a la consellería, con la intención de ejecutar un proyecto cuyo presupuesto de salida roza los 330.000 euros. Su propósito es resolver la configuración de una intersección compleja, la de las carreteras PO-192, la principal vía que articula las comunicaciones en Bamio, y la PO-548, que conecta Catoira con la capital arousana. Si a esta ecuación se suman la rotonda de acceso a la circunvalación norte de Vilagarcía y la vía del ferrocarril, se comprenderá que la solución no sea sencilla, aunque la Xunta ha dado con la clave para conseguirlo.

Martina Miser

Salvaguardar el petroglifo

El itinerario se iniciará donde finalizan las aceras de O Salgueiral, como queda dicho, y cruzará la PO-192 a través de un paso sobreelevado para evitar que la Pedra do Encanto, el valioso petroglifo de O Meadelo ya muy castigado, sufra mayores daños. El recorrido proseguirá por una pista municipal que rodea la gasolinera y discurre bajo la variante norte, salvará la calzada mediante otro paso elevado y se dirigirá a un camino que será acondicionado con hormigón coloreado, un ancho de dos metros y una barandilla metálica como protección ante el desnivel. El trazado aprovechará la existencia de un puente sobre la vía del tren para continuar hasta el cruce de A Tomada.

Un semáforo y una pasarela

Desde allí, es preciso cruzar la PO-548 para acceder al cementerio de Carril, sin que exista tan siquiera un paso de peatones. Los vecinos literalmente se la juegan por lo arcenes en un lugar que soporta una elevada densidad de tráfico. El proyecto prevé la implantación de ese paso de cebra, que estará regulado mediante un semáforo dotado de pulsador. Además, las actuales escaleras se verán aligeradas con una rampa que se ejecutará mediante una pasarela de madera. Por último, el conjunto del itinerario peatonal ganará seguridad gracias a la incorporación de iluminación pública.

Una vez iniciados, la Xunta establece un plazo de ejecución de cinco meses para los trabajos.