Un lobo de mar metido a albañil y rapero: «Non hai Deus que me pare»

Laura Ríos
Laura Ríos RIBEIRA

BARBANZA

El músico creó un tema contra la contaminación de la mina de San Finx junto al rapero Álvaro Puga.
El músico creó un tema contra la contaminación de la mina de San Finx junto al rapero Álvaro Puga. CARMELA QUEIJEIRO

El sonense combina su faceta de artista con su oficio desde que era un chaval

28 mar 2024 . Actualizado a las 13:17 h.

En el rap es muy típico eso de «tirarle» a otros artistas, ya sea por la poca originalidad de sus letras, o por que no son lo suficientemente sinceras. Lo cierto es que para escupir sentimientos encina de una base hay que tener algo que contar, y el sonense Daniel Vázquez tiene de sobra.

La mayor parte de su juventud transcurrió en Noia, donde los años de adolescencia le sirvieron para saber qué era lo que no quería: «A xente andaba moi mal, consumindo de todo... eu vin moitas ambulancias correndo despois dun apuñalamento».

Deja claro que haberse criado en la calle no lo convirtió en un maleante, sino que le hizo ver que la única manera digna de llevar el pan a casa era currárselo. El barbanzano admite que nunca fue un gran estudiante, y que por eso empezó a trabajar siendo todavía un muchachito, cuando comenzó a hacer sus pinitos en el mundo laboral, en el que se metió como albañil. «Meu pai pensaba que así ía mellorar no instituto, pero ao ter o meu primeiro soldo... xa non había volta atrás», explica sonriendo.

Piensa que aquellas primeras experiencias le sirvieron para forjarse una personalidad y grabarse a fuego eso de «quien algo quiere algo le cuesta». Esa misma filosofía fue la que le empujó a empezar a navegar con un tío suyo sobre las aguas de la ría que lo vio crecer: «A min tanto me ten onde estar mentres poida traballar, pero meu avó tamén fora mariñeiro e sentín a chamada do oficio».

Las largas jornadas sobre las olas le alejaron de que Dake, su nombre en el mundillo del rap, se convirtiese en un sello personal reconocido en toda Galicia. Las palabras del sonense salen con naturalidad de su boca cuando habla de las dificultad de combinar empleo y música, sobre todo cuando los medios son limitados: «Cando eu era rapaz non había un sitio onde ir gravar, agora non hai Deus que me pare».

Vuelta al ruedo

Los años habían ido diluyendo las ganas de encandilar al público con sus letras hasta que la pandemia golpeó el mundo. Ahí fue cuando el cantante Álvaro Puga y él unieron fuerzas para volver al ruedo del rap creando una canción en contra de la contaminación de la mina de San Finx: «Sempre lle demos cabida aos temas reivindicativos, a falar da realidade que nos rodea».

Con aquella experiencia el sonense volvió a sentir las ganas de coger el micro y soltar en él todas sus frustraciones. Esta ola de optimismo creció gracias a vecinos conocidos de la zona como el productor Nando Llon, el disyóquey Kike Varela y el influyente Rogelio Santos, que le animaron a subir sus composiciones a las redes sociales, en las que cosechan gran éxito entre los amantes de la música urbana.

A pesar del impacto de sus creaciones, no todo ha sido un camino de rosas para el barbanzano estos últimos años, pues la crisis del marisqueo en la ría de Muros-Noia lo obligó a volver a atar en el puerto su embarcación para volver a los andamios: «Comprei un barco propio hai un ano e medio para empezar a facer a miña vida independente, pero veunos isto e houbo que paralo todo».

Ahora no lo ve así, pero quizás esta dramática situación tenga una lectura positiva en su caso, pues el trabajo de albañil le da más tiempo para dedicarse a lo que verdaderamente le hace feliz. Esto se nota en el cariño que recibe de sus seguidores, que no dejan de pedirle que saque nuevos temas y no dudan en acercarse a él cuando lo ven por la calle: «Saio de festa e xente de todas as idades vén saudarme». Dake está dispuesto a devolverles ese amor con buenas letras, por eso ha vuelto para quedarse.