Lucie Barthélémy: «¡Pues claro que una bailarina de ballet puede y debe comer dulce!»

Loreto Silvoso
Loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Lucie Barthélémy, profesora de danza clásica y repostera francesa en A Coruña
Lucie Barthélémy, profesora de danza clásica y repostera francesa en A Coruña MARCOS MÍGUEZ

Esta profesora de danza clásica bailó para compañías de Francia y Alemania y ahora da clases de pastelería

07 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Qué hace una reconocida bailarina profesional francesa, que ha formado parte de la Ópera de Múnich o de la Compañía Nacional de Danza, dando clases de pastelería en A Coruña? Tras más de 20 años en el mundo del ballet, Lucie Barthélémy (Le Mans, Francia, 1986) recaló por amor en nuestra ciudad, donde se siente «muy feliz». En vez de con las zapatillas de punta, ahora brilla con su afición por la gastronomía, la ilustración y la fotografía.

—Su corte de pelo a lo garçon y sus movimientos delicados la delatan. ¿Qué pirueta del destino la trajo aquí?

—En el 2013 conocí a mi novio, que es de Perillo (Oleiros). Por entonces, yo bailaba en la Compañía Nacional de Danza, donde fui solista durante siete años bajo la dirección de Jose Carlos Martínez (actual director del Ballet de la Ópera de París). Antes de eso, había formado parte del Bayerisches Staatsballett de Múnich.

—Y luego se fue a París a trabajar como solista.

—Así es. A Coruña llegué en julio del 2023. Mi pareja tuvo una oferta de trabajo y nos vinimos.

—¿Echa de menos bailar?

—Me lo han propuesto muchas veces, pero no es mi objetivo ahora. Tengo mucho respeto por la danza y, si no voy a estar en mi máximo nivel, prefiero no hacerlo. La carrera de un bailarín es muy corta. Yo bailé de los 18 a los 34 años. La danza es maravillosa pero, cuando eres solista, tienes que dedicarte a ti todo el tiempo y es muy cansado. Me gusta dedicarme a los demás, compartir y ayudar.

—¿Qué camino tomó después?

—Decidí realizar un máster de Gestión Cultural en Madrid y formarme como profesora de Danza Clásica en Francia. Me saqué el diploma estatal en París en el 2021 y seguí haciendo galas con Jose Carlos Martínez y dando clases en la Asociación de Profesionales de la Danza y en la Factoría Cultural de Terrassa.

—¿Se ve como profesora?

—Me gustaría. Cuando llegué aquí mandé mi currículo a todas las escuelas que conozco, pero sin éxito.

—En la actualidad está centrada en desarrollar su pasión por la gastronomía. ¿Cuándo empezó?

—Cuando me fui a Alemania para formar parte del ballet de la Ópera de Múnich (Bayerisches Staatsballett). Al tener que vivir sola, empecé a cocinar y me enganché, sobre todo con los dulces. Empecé a hacer tartas (¡me encantan las tartas!), les hacía fotos y las compartía en la plataforma de recetas Marmiton. En el 2005 creé un blog de repostería y funcionó muy bien. También colaboré en una revista de decoración con una sección de cocina.

—Tanto es así que se puso a estudiar para repostera.

—Sí. En el 2016 decidí titularme en pastelería. Hice un posgrado en la ESAH y ahora doy cursos de pastelería en Pencil&Fork y creo contenido gastronómico en mis canales de Instagram y Youtube (Cuisine en Scène / Tarthélémy).

—¿La danza no es un poco incompatible con los pasteles?

—No ¡y yo soy la prueba! [Ríe]. Cuando haces ballet, entrenas muchísimo y lo quemas. La comida es energía para el cerebro y para tus músculos, sobre todo si eres una persona muy activa. Pero también lo he pasado mal. Que yo me dedique a la repostería viene de haberme dicho: «No voy a sacrificar nunca jamás el placer que me produce comer dulce». Hay muchos prejuicios como que una bailarina tiene que ser delgada y no puede comer estas cosas.

—¿Y no es así?

—No tiene ningún sentido. Una bailarina de ballet requiere cierta forma física y tiene que ser atlética, pero ¡claro que puede y debe comer dulce! Si no significa que se está privando y se está frustrando. Además, ¡a todo el mundo le gusta un dulce!

«Me gustaría compartir aquí mis conocimientos con jóvenes bailarines»

El germen de esta entrevista es un mensaje que Lucie Barthélémy, —bailarina profesional que se formó en el Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de París—, envió al periodista Pablo Portabales. Fue tras publicar él, en estas mismas páginas, la historia de Claudio Gallego Toral, el bailarín de 11 años de Oleiros seleccionado para realizar unas prácticas de verano en la Escuela Nacional de Danza francesa. «He leído su artículo y me ha llamado muchísimo la atención», decía Lucie en su escrito a nuestro compañero. «Ha despertado mi interés en contribuir a que Claudio llegue al curso de la Ópera de París en las mejores condiciones. Me encantaría poder ayudarles a él y a su familia».

—Le gustaría «ayudarle a perseguir su sueño», dijo.

—Sí. Una amiga mía vio el artículo y me lo mandó con esta frase: «No creo que haya mejor coach para ese niño que tú aquí». Porque ella me admira mucho y siempre me dice: «No me puedo creer lo que se está perdiendo Galicia, con el talento y la experiencia que tú tienes». La verdad es que me gustaría compartir aquí mis conocimientos en materia de ballet y mi repertorio con jóvenes bailarines que quieran salir de Galicia para bailar fuera.

—¿Qué le gustaría enseñarles?

—Cuando he dado clase, he tratado de enseñar a mis alumnos todo lo que sé como profesora de ballet, pero no les hablo solo de técnica y virtuosismo, sino de cómo se tienen que comportar en equipo, les pido que disfruten de bailar y que se nutran de la música. Este es un arte maravilloso. No lo veo como un esfuerzo, sino como un disfrute.

—¿No es muy sacrificado?

—Lo es. Si no le das toda tu energía, si no te concentras bien, aunque creas que estás hecho para ello, puedes acabar dejándolo.