La última misión de los prejubilados de Telefónica de A Coruña: «Hay que apoyar este museo, es único»

Y.G.

VIVIR A CORUÑA

MIGUEL MIRAMONTES

Un grupo de extrabajadores de la compañía enseña las entrañas de la mecánica de los extintos sistemas analógicos para hablar por teléfono

20 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La asociación cultural del Museo Didáctico de Telecomunicaciones, Mutidel (Antonio Ríos, 31), lleva más de dos décadas en activo. Su principal dedicación es enseñar los mecanismos analógicos que permitieron las primeras llamadas de teléfono en A Coruña, tanto a escolares como a curiosos. Sin embargo, quieren más. «Las instituciones deberían apoyar este museo, tenemos piezas únicas», dice Félix Rodríguez Fernández, su presidente.

La asociación fue fundada por prejubilados de Telefónica de A Coruña, un grupo de técnicos que encontró el jubileo a los 55 años durante el cambio de siglo. Pasaron décadas controlando y reparando los complejos sistemas analógicos que permitían realizar llamadas telefónicas, pero la digitalización superó su conocimiento. Hoy en día, la agrupación cuenta con más de 300 miembros y tiene una junta directiva, formada por ocho miembros, que se encargan de enseñar su propio legado profesional al tiempo que el inicio de las telecomunicaciones en España. 

La actividad de este museo, ubicado en un rincón de la central de Montiño de Telefónica, comenzó en 2006. Su principal activo es que los extintos mecanismos de telecomunicaciones siguen funcionando. Los prejubilados marcan un número, los engranajes comienzan a moverse y los visitantes cogen la llamada al otro lado de la línea.

Félix Rodríguez defiende que conocer estos procesos analógicos es casi imposible hoy en día. «Ni en los libros. La única forma de ver de dónde venimos es en espacios como este. La ventaja, además, que tiene este museo es que todos los mecanismos funcionan. Entonces se comprende muy bien cómo eran los procedimientos analógicos», afirma.

Esta obra expositiva la comenzaron a poner en marcha en los albores de la digitalización. Tenían claro que debían mantener en activo la maquinaria en la que tantas horas trabajaron. «Cómo íbamos a perder toda esa información», reflexiona Félix. Desde entonces, la cuidan y la enseñan, pero sienten que tienen una joya que no se está divulgando como se merece.

Esta reflexión aflora más en días soleados como el pasado viernes, 19 de abril, día en que Telefónica ha cumplido 100 años. Cuentan que durante el otoño, son muchos los grupos de escolares que se adentran en los pasillos del museo. Sin embargo, les cuesta mucho mantener el ritmo de visitas el resto del año. De ahí, la petición a las instituciones a que colaboren en la difusión y divulgación.