Forcarei celebró este lunes otro pleno más para el olvido. Otra sesión plenaria en la que la tensión es la única protagonista y la aprobación de acuerdos para el progreso del municipio la gran ausente del orden del día.
El pleno fue forzado por el PP para debatir nueve cuestiones incómodas para el gobierno. Sin embargo, el ejecutivo de Verónica Pichel dejó fuera siete puntos por considerar que ya habían sido debatidos en su día y que no procedía volver a hacerlo. Aparte de redundante, sería peligroso, porque a día de hoy quizás el resultado de la votación hubiese sido diferente. Entre los puntos que se quedaron fuera figuraba la reducción del sueldo de la alcaldesa (el PP considera que no se lo gana), el recorte de las comisiones por asistencia a plenos o la eliminación de las dietas que cobran los miembros de la junta de gobierno.
En el orden del día solo se quedaron dos cuestiones a debatir: devolver al pleno las competencias que se habían delegado en la alcaldía y el reglamento orgánico propuesto por el PP para regular la participación en los plenos.
El primer punto fue aprobado con los cinco votos del PP y el del edil expulsado del grupo socialista, Rafael Fiestras. El BNG se abstuvo y el PSOE votó en contra. En cualquier caso, la relevancia real del cambio es mínima.
El segundo de los puntos era más delicado. La alcaldesa, Verónica Pichel, anunció en un pleno anterior sus propias normas, defendiendo que la ley le da facultades para organizar el debate. El PP presentó un reglamento de elaboración propia, incluyendo incluso una cláusula de participación ciudadana. Llegó incluso a debatirse. El BNG recordó que en su día llevó a pleno un reglamento que el PP rechazó pero se alegró de que los populares presenten ahora uno, pidiendo más tiempo para estudiarlo. Pero al final no hubo votación. La alcaldesa dijo que era imprescindible un informe de secretaría y levantó la sesión.