«O noso produto de porco celta vai directamente da granxa ás mesas»

María Cedrón LALÍN / LA VOZ

VILA DE CRUCES

Miguel souto

Fernando Calviño, empresario de Vila de Cruces, cerró ya este ciclo de producción y pronto lo hará con vacas de raza rubia y ovella galega

14 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando Fernando Calviño compró allá por el 2015 sus dos primeros porcos celtas para que le ayudaran a limpiar el monte en Vila de Cruces no pensó en que aquella decisión lo acabaría llevando por una senda ligada directamente a los objetivos marcados por la Estrategia De la Granja a la Mesa, presentada hace cuatro años por la Comisión Europea en el marco de sus políticas dirigidas a garantiar la soberanía alimentaria para milones de europeos: «Os domingos tiñamos que ir ao monte rozar e cando eres novo, non che facía moita gracia ter que ir os domingos despois de ter saído o día anterior. Por iso, pensamos nos porcos celtas para axudarnos», recuerda ahora este empresario dedicado a la cría, transformación y distribución de porco celta. Aunque pretende hacer lo mismo con los animales de raza rubia gallega, inscritos en el Consello Regulador de Agricultura Ecolóxica (Craega), y de ovella galega recientemente incorporados a la explotación ubicada en Camanzo.

Aquellos dos primeros animales le dieron pie a abrir un cebadero de porco celta en el 2019 y ya en el 2021, justo después de la pandemia de covid-19, creó su propia marca CMF Celtaporc, bajo la que tiene embutidos y productos en salazón de carne de esta raza autóctona gallega: «Acabamos de sacar tamén un beicón», dice. El hecho de haber cerrado el círculo con el porco celta, algo que pretende hacer también, con los terneros y las ovejas, permte ofrecer al consumidor alimentos de calidad, producidos con modelos de crianza sostenibles con el medio ambiente como es la ganadería extensiva en el entorno cercano (kilómetro cero) y cuya trazabilidad puede ser seguida directamente por el que lo compra. Esos son precisamente los objetivos que pretende alcanzar Bruselas con De La Granja a la Mesa: garantizar la alimentación de la población con alimentos sanos, respetuosos con el medio ambiente y asequibles. Además de avanzar en el consumo de productos ecológicos, algo que también ha hecho este ganadero al certificar sus vacas bajo el sello del Craega. «Ao ter a experiencia co porco celta, xa temos moito camiño andado á hora de comercializar os outros productos», explica además.

«O que buscamos é que non haxa intermediarios porque é certo que a xente cada vez máis quere saber o que come. Ao mellor pagan un pouco máis, pero saben que os animais están criados en extensivo, comen alimentos sanos, son tratados baixo os criterios de benestar animal.... saben o que comen, en definitiva. O noso produto vai directamente da granxa de Vila de Cruces á mesas», explica este ganadero. La idea de acercar los consumidores a la tierra llega hasta el punto de que estos pueden apadrinar sus propios animales en la granja: «Poden vir a darlles de comer, facerlles un seguimento e cando chega o momento nos nos encargamos de levalos ao matadeiro e despiezalos segundo nos diga o consumidor», explica Fernando. De algún modo es dar la oportunidad a los que ya no viven en las aldeas de volver, aunque indirectamente, a la matanza tradicional.

Educar en el consumo de alimentos sanos, de cercanía, es otro de los objetivos de Fernando y De la Granja a la Mesa: «Os centros escolares poden vir e ver cómo se crían os animais. De feito eso tamén te motiva cando ves a un rapaz cómo se sorprende ao ver un porco ou unha vaca. Motívate ver que comprenden que a conida non ven dos supermercados», explica este ganadero pontevedrés.

La labor de Fernando, al igual que otros agricultores y ganaderos que han elegido esta misma senda, es fundamental para lograr los objetivos marcados por Bruselas, pero sobre todo para garantizar alimentos sanos, de cercanía y que además hacen que el medio rural se mantenga vivo promoviendo el florecimiento de nuevos negocios que muevan las economías rurales.