La fragmentación de la izquierda agudiza los temores del Gobierno ante el ciclo electoral

Miguel Ángel Alfonso MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en una comparecencia de prensa en la Moncloa.
El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en una comparecencia de prensa en la Moncloa. Alejandro Martínez Vélez | EUROPAPRESS

La relación entre el PSOE y Sumar se ha tensado por la falta de Presupuestos y con los de Díaz envueltos en rencillas internas

16 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde la campaña de las generales del 23J, en Ferraz observan con inquietud los movimientos que se suceden en el espacio político situado a su izquierda, el que lidera Yolanda Díaz y del que depende la estabilidad en la Moncloa. Con el Gobierno en una posición débil (cuenta con 147 escaños en el Congreso, 120 del PSOE y 27 de Sumar) y maniatado por la necesidad de pactar cualquier proyecto con una amalgama de aliados, en el grupo parlamentario socialista temen que la vicepresidenta segunda haya podido «perder el control» de las organizaciones que forman su plataforma y lo haya hecho, para mayor temor entre sus filas, a las puertas de un ciclo electoral que marcará el futuro del Ejecutivo y que, tras el varapalo del 18-F en Galicia, pasará por Euskadi (21 de abril), Cataluña (12 de mayo) y las europeas (9 de junio).

Las relaciones entre ambos partidos ya no son tan estrechas como cuando firmaron el acuerdo de coalición en noviembre, a las puertas de la investidura de Pedro Sánchez. El calendario electoral ha tensado la convivencia en el Consejo de Ministros, mientras los de Díaz han abandonando la estrategia de no hacer ruido para reivindicarse como «el motor social del Gobierno». Es su forma de responder y anticiparse a los anuncios que lanza el presidente sin consultarles.

Los comicios catalanes, precisamente, se adelantaron después de que los comunes de Ada Colau dinamitaran los Presupuesto de la Generalitat de 2024 tras no aceptar la construcción de un macrocasino en Tarragona, una línea roja pactada por Esquerra y el PSC. Díaz evitó entrometerse en la negociación pese a las presiones que recibió por parte de socialistas y republicanos —Pere Aragonès llegó a pedirle apoyo por teléfono— y antepuso la independencia de sus aliados en Cataluña a las posibles consecuencias que esta ruptura tuviera para la legislatura española.

La primera reacción tras la convocatoria electoral catalana fue la decisión de Pedro Sánchez de prorrogar los Presupuestos Generales del Estado del 2023. Una decisión tajante que provocó un gran malestar en Sumar, ya que dejaba en barbecho la mayor parte del programa social con el que esperaban movilizar a su potencial electorado en las urnas. «Hay que cuidar la coalición», le espetó el miércoles al presidente el portavoz de los magentas en el Congreso, Íñigo Errejón. Mientras tanto, en el partido que lidera Díaz se va instalando la idea de que los socialistas están «agudizando la competición» con ellos en el actual ciclo electoral, una estrategia que definen como «profundamente equivocada».

Las dudas de Izquierda Unida

Al mismo tiempo, no dejan de producirse tiranteces entre las formaciones de izquierda que forman parte de Sumar, con el riesgo cada vez más creciente de fragmentación en el espacio político, acusado tras el salto de Podemos al Grupo Mixto en diciembre, que elevó la dificultad de movimientos para el Gobierno al tener que negociar con un nuevo actor y que se saldó con la desaparición de ambas siglas del Parlamento gallego tras el 18F. Izquierda Unida de hecho, ha pedido a Díaz «volver a tender puentes» con los morados para evitar un varapalo. Un llamamiento que tanto los de Belarra como Sumar no interpretaron de forma literal, sino como un mensaje «en clave interna» para tratar de ganar ventaja en la configuración de la lista a las elecciones europeas. Sobre todo, por las críticas que la organización a la que pertenece la ministra Sira Rego venía deslizando sobre el modelo organizativo impuesto por la vicepresidenta.

Pero Díaz, condenada a un equilibrismo político constante e incapaz de contentar a todos, privilegió la semana pasada a los comunes y a Compromís con el segundo y el tercer puesto, respectivamente, en la plancha del 9-J. Para IU, que se ve con más experiencia y apoyo en todo el territorio nacional, fue una «afrenta» a añadir a su lista de agravios. Tanto que ahora amaga con concurrir a las europeas en solitario y no tomará una decisión definitiva hasta finales de este mes.