La gran familia «piña» del Muramar: «Los chicharrones son muy caros, pero aquí los hacemos nosotras y los ponemos gratis»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida VALDOVIÑO / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Paula (con la taza de su padre), Lara, Montse y Erika, con una bandeja de sus famosos chicharrones en el Muramar (Meirás, Valdoviño)
Paula (con la taza de su padre), Lara, Montse y Erika, con una bandeja de sus famosos chicharrones en el Muramar (Meirás, Valdoviño) JOSE PARDO

Las chicas Ramos Torrente llevan este restaurante de Meirás (Valdoviño) a pie de olas: «Cuando murió mi marido estuvimos a punto de tirar la toalla pero decidimos seguir con su sueño»

28 mar 2024 . Actualizado a las 20:10 h.

Entre los numerosos ritos iniciáticos de los jóvenes de Ferrolterra destacan las fiestas de O Porto: con su combo de verbena, acampada, chapuzón en la playa del Río y la parada obligatoria en el Muramar. Porque este bar más que emblemático de Valdoviño cumple 60 años ante las hipnóticas olas de Meirás. Desde hace dos décadas, funciona como una locomotora en manos de la familia «piña» Ramos Torrente que lo relanzó como restaurante. Y ofrece cada domingo delicias en forma de tapa como sus preciados chicharrones. En el mercado superan los 30 euros el kilo. «Son muy caros, pero aquí los hacemos nosotras y los ponemos gratis», invita Montse Torrente Anca (59 años), junto a sus hijas Paula Ramos Torrente (42), Lara (34) y Erika (16).

El Muramar tiene licencia desde 1965, empezó con José Mesía, siguió con otra familia que tuvo también tres hijas, y avanza con este unido grupo de chicas. «Para mi marido José Ramos el Muramar era su vida, cuando él murió hace dos años estuvimos a punto de tirar la toalla y cerrar, pero decidimos continuar con su sueño», recuerdan Montse y Paula, mientras enseñan una taza creada por el artista Niko Sánchez con la figura del recordado José.

Durante dos décadas, los Ramos Torrente han consolidado «este símbolo de Valdoviño, referente para vecinos y visitantes; porque tomarte un café ante este paisaje tan bonito es un privilegio, la gente incluso viene a verlo con temporal». Se animaron a coger las riendas del bar por iniciativa de Paula, «estudiaba Relaciones Laborales y Técnico Superior de Prevención, y lie a la familia». Hasta tal punto que dejó atrás trabajos como el que tuvo en la refinería de A Coruña o el negocio que montó con su hermana (Buda Moda en Ferrol) para centrarse solo en el Muramar, a raíz de la muerte de su padre.

Las chicas Ramos Torrente, con la taza que lleva la figura del recordado José y la playa del Río al fondo (en Meirás, Valdoviño)
Las chicas Ramos Torrente, con la taza que lleva la figura del recordado José y la playa del Río al fondo (en Meirás, Valdoviño) JOSE PARDO

«Lo más bonito de dedicarnos todas a la hostelería es el tiempo que pasamos juntas, desde que murió nuestro padre valoramos mucho más lo que vivimos con él y lo que compartimos ahora nosotras, somos una familia piña», recalcan Paula y Lara. La pequeña estudia auxiliar de veterinaria (en casa tienen caballos y cabras enanas, y ella es jinete), aunque quizás en verano empiece a echar alguna mano. «En invierno nos va muy bien y en verano no paramos de lunes a lunes (desde poco después de las 08.00 hasta las 00.00), pero también nos gusta la adrenalina», reconocen entre risas.

De almejas a berberechos

Como restaurante, Muramar se inició por aclamación popular. «Siempre pusimos pinchos y nos empezaron a pedir que vendiésemos raciones de choricitos al vino, poco a poco fuimos introduciendo almejas, tostas de pulpo con queso de Arzúa, chipirones, raxo, chocos o zamburiñas», enumeran estas chicas. Las jornadas de cocido de febrero y marzo colgaron el cartel de completo. Y en verano, los clientes compiten por llevarse la terraza exterior, la interior o el comedor: «La gente quiere tomarse algo rico mirando al mar, sobre todo desde la pandemia esto ha sido un bum con gente de toda España».

Aquí los ferrolanos vienen a propósito para tomarse los vinos en domingo con chicharrones. «Tardo tres horas en hacerlos, con la grasa a la que llaman entresijo, empezó a hacerlos mi marido hace 15 años y ahora sigo yo; el precio se ha triplicado pero nosotros los damos gratis como tapa, ni siquiera los tenemos en carta», indica Montse. También a primera hora se hacen churros, los sábados hay callos de tapa gratis, por semana choricitos, caldo o fabada. Todo desde Muramar, un barco tripulado por las chicas Ramos Torrente que sigue con el recordado José de capitán.