Un joven emprendedor de Mañón abre O Recuncho do Sor, cuatro cabañas de tres estrellas

ANA F. CUBA MAÑÓN / LA VOZ

MAÑÓN

Francisco Moreno impulsó el proyecto a raíz del cierre de Vestas, en Viveiro, donde trabajaba, y este miércoles recibe a sus primeros huéspedes

01 abr 2024 . Actualizado a las 16:57 h.

O Recuncho do Sor invita a «dejarse llevar por el norte», lema del negocio turístico que ha puesto en marcha Francisco Moreno en San Fiz (Mogor, Mañón), muy cerca de donde nació hace 34 años. Juega con el norte (punto cardinal) y los vientos que soplan en esta dirección —nordeste, aquilón, bóreas y setentrión— para dar nombre a las cuatro cabañas de madera que forman O Recuncho do Sor, con vistas al río. La idea le rondaba desde hacía tiempo —«pensando en compatibilizarlo con otro empleo»— y cuando cerró la fábrica de aerogeneradores de Vestas en Viveiro, donde llevaba once años trabajando, se decidió a impulsarlo —«ya como algo necesario, como alternativa laboral»—.

Era 2021 y ha tardado tres años en poner en marcha el proyecto: «Todo se demoró, los permisos (para conseguir uno necesitas tener ya el anterior) y las obras». Con mucho esfuerzo y el apoyo de un amplio equipo, logró salvar los traspiés. Su pareja, la viveirense Lara Timiraos, ha sido una de las piezas clave en un camino plagado de obstáculos. Igual que su hermano mellizo, Jesús, sus amigos Pablo (de O Viso, experto en iluminación) o Antonio (con el chimpín), sus suegros e incluso tíos y abuelos de su novia. Francisco compró una finca de 40.000 metros cuadrados en el lugar de Cubelas —«las silvas abrazaban los árboles»— y ha transformado parte de aquel zarzal en una zona verde (con bosque autóctono) para instalar las cuatro casitas del complejo, reconocido por Turismo con la categoría de tres estrellas, y las casetas de recepción y almacén.

Los mellizos de San Fiz

Los mellizos de San Fiz, como se conoce en la zona a los hijos de Regina y Jesús, ambos fallecidos hace años, se agarraron durante días enteros a la desbrozadora. Francisco se atrevió incluso a manejar una excavadora, que compró en Carballo para el movimiento de tierras en la ladera que hoy luce cubierta de hierba (salpicada de robles recién plantados) y piedra de la mina de Cañoles (O Barqueiro), en los senderos, y de una cantera de Xove, en los muros y delimitando el borde de los caminos, «colocada a mano, una a una». Las excavaciones comenzaron hace un año y desde entonces no han parado.

El resultado son cuatro cabañas de madera perfectamente aisladas (la sensación al entrar es de una especial calidez, aun sin encender la estufa de pellets), una de ellas adaptada. Disponen de habitación (con tablas de pinos de 80 años talados en Arealonga como mesilla), sofá cama, cocina (con cafetera y vajilla, diferente en cada una), baño (con decoraciones distintas) y un yacusi contiguo cubierto, con la parte de delante abierta para gozar del extraordinario paisaje fluvial, igual que tras los enormes ventanales de las estancias (con vinilos para asegurar la intimidad). Cuentan con un pequeño jardín privado.

El coste por noche varía en función de las vistas y ronda los 200 euros en temporada baja y algo más de 250 en los períodos de mayor demanda. Pronto se podrá reservar directamente en su web (orecunchodosor.com) y ahora ya es posible hacerlo a través de Booking. La instalación dispone de wifi y permite realizar los procesos de registro, llegada y salida sin necesidad de contacto, si así lo demanda el cliente. El amor por la zona y por el proyecto se percibe en cada detalle. «No hay contaminación lumínica, puedes ver las estrellas, ni ruido, se oyen los pájaros... y hace unos días vimos pasar un corzo y la cría», destaca este emprendedor, que ha invertido «muchas horas y mucho dinero» en O Recuncho do Sor.

Abrirá todo el año (podría ampliarse en el futuro), con servicio de desayunos (directo a la cabaña) y opción de que el restaurante A Sobreposta, de O Barqueiro, sirva la cena «a domicilio». En la recepción disponen de una pequeña tienda (con bebidas, algún producto envasado y artículos básicos de higiene personal) y una mini cafetería. En los desayunos servirán pan y dulces de Galdo (Viveiro); Mel de Santas, elaborada en O Barqueiro; mermelada A Morena, de Cervo; o café del tostadero del hotel Urban, en Viveiro, preparado al gusto de O Recuncho do Sor. Todo esto se puede comprar, igual que las chocolatinas Moreno, de Ribadeo, personalizadas (obsequio para los huéspedes de los recunchos).