Mallorca, de isla mágica a pesadilla

GRADA DE RÍO

CATI CLADERA

El Celta no gana en el estadio bermellón desde hace casi 18 años, tras haberlo lograrlo tres veces consecutivas

08 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El 23 de mayo del 2004, Balaídos recibió al Mallorca en la última jornada de Liga. El Celta que había competido esa temporada por primera y última vez hasta la fecha en Champions, necesitaba ganar y que el Espanyol no lo hiciese ante un desahuciado Murcia para evitar el descenso. Ninguna de las premisas se dio y el Celta del boquete económico y la huelga dio con sus huesos en Segunda. Edu falló un penalti, los baleares se impusieron 1-2 y el Espanyol cumplió con lo suyo.

Aquella funesta temporada fue la última en la que el Celta consiguió ganar en Son Moix, rebautizado luego en varias ocasiones por compromisos publicitarios. Lo había hecho, en enero, por 2-4 con dianas de José Ignacio, Jesuli, Luccin y Milosevic, ratificando una racha en la isla que se prolongaba entonces por tres campañas consecutivas.

El día que salió líder de la isla

Mallorca se había convertido en un destino plácido. Dos goles de Edu habían certificado la victoria en la liga anterior y uno de Jesuli lo había hecho en la precedente. Con aquel solitario tanto del sevillano, en la jornada 23 de la temporada 2001/02, el Celta se situaba líder provisional de Primera División.

Tras aquel descenso, Son Moix se ha vuelto inexpugnable. En las cuatro visitas posteriores, los celestes solo fueron quién de rescatar un punto en la 2006/07, con tantos de Baiano y Perera, en un duelo que se había puesto dos goles abajo. Las otras tres excursiones en Primera se zanjaron con derrota. Dos de ellas por idéntico resultado de 1-0. La última visita fue la más dolorosa.

Bochorno arbitral de De Burgos

Hace dos temporadas, el Celta de Óscar García se plantó en la isla en el tramo decisivo de la competición —jornada 33— con ambos equipos implicados en la misma guerra. Si los vigueses ganaban, acariciaban la permanencia y atestaban al Mallorca el golpe de gracia. Si los baleares se imponían, reducían la brecha entre ambos a cinco puntos y dejaban al Celta en el filo.

La designación de De Burgos Bengoetxea como árbitro de la contienda ya había despertado reticencias en Vigo tras lo ocurrido en el partido de ida en Balaídos, que terminó 2-2. El vasco, que también había sido entonces encargado de repartir justicia, había perdonado la expulsión al Cucho Hernández, obviado un penalti de Reina sobre Lobotka y cobrado uno en favor del Mallorca sin que el balón estuviese en juego.

Los recelos del celtismo no tardaron en exhibirse en Son Moix. En el minuto 7, el partido saltó por los aires. De Burgos señaló como penalti una caída de Dani Rodríguez ante Santi Mina. El VAR reclamó la atención del colegiado vasco para revisar su decisión. De Burgos estuvo casi seis minutos delante del monitor, en la consulta más larga de la historia del videoarbitraje en la Liga, viendo una repetición tras otra. Cuando todo hacía prever su rectificación, se reafirmó en la pena máxima, que acabó convirtiendo Budimir. El Celta se desplomó, se fue 3-0 al descanso, y acabó goleado (5-1).

Abonados al empate

En lo que va de presente temporada, el Mallorca ha jugado ocho partidos como local. Ganó dos —frente al Espanyol y el Levante, ambos por 1-0—, perdió solamente con Osasuna (2-3) y empató los otros cinco encuentros. La igualada fue el resultado de sus tres últimos compromisos en casa, ante el Sevilla (1-1), el Elche (2-2) y el Getafe (0-0).