Un nuevo acuerdo entre Israel y Hamás abre la puerta a un segundo alto el fuego

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Camiones con ayuda humanitaria entran en la Franja de Gaza por el paso de Kerem Shalom.
Camiones con ayuda humanitaria entran en la Franja de Gaza por el paso de Kerem Shalom. DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

Por cada mil cajas de medicinas que entren en Gaza, una será para los rehenes

17 ene 2024 . Actualizado a las 22:12 h.

El Gobierno de Benjamin Netanyahu no pondrá más trabas a la entrega de medicinas y ayuda humanitaria a los civiles de la Franja de Gaza. A cambio, los secuestrados israelíes con enfermedades crónicas también recibirán los fármacos que necesitan. Así lo estipula un nuevo acuerdo entre Hamás e Israel, con la mediación de Catar y Francia: por cada mil cajas de medicamentos que entren en el enclave, una será para los rehenes.

Este apretón de manos entre ambas partes llega dos días después de que el Ejército israelí anunciase el final de la «fase intensiva» de la guerra en el norte de Gaza. De hecho, algunos analistas ven el acercamiento como la antesala de un nuevo alto el fuego, que traería el intercambio de más secuestrados por presos palestinos.

Los fármacos serán entregados por el Comité Internacional de la Cruz Roja, tanto los destinados a los rehenes como los que recibirá la población gazatí, y se distribuirán en cuatro hospitales repartidos por toda la Franja, indicó la cúpula de Hamás.

Al menos 136 israelíes —27 de ellos muertos— siguen dentro del enclave, en poder del grupo yihadista. Entre ellos, un 75 % necesita tratamiento médico, bien por padecer enfermedades crónicas o por estar heridos, según Efe.

Doha anunció en la noche del martes «el éxito de una mediación catarí con el apoyo de Francia». Netanyahu confirmó el acuerdo, dio las gracias a «todos los que han ayudado en la tarea» y concretó que las medicinas fueron compradas por París «según una lista elaborada en Israel de acuerdo con las necesidades de los rehenes».

Musa Abu Marzouk, un alto cargo del buró político de Hamás, aseguró en X (Twitter) que, esta vez, las autoridades israelíes no inspeccionarán los envíos, como han venido haciendo hasta ahora con todos los camiones de ayuda que entraban a la Franja (temían que los yihadistas contrabandeasen armamento).

Ataques en Cisjordania

Mientras en Gaza el conflicto pierde intensidad, en Cisjordania —la otra región palestina, salpicada de colonos israelíes— aumentan los ataques del Ejército.

Dos bombardeos con drones causaron el miércoles ocho muertos en el territorio ocupado, después de varias horas de ofensiva.

Cinco palestinos murieron en la ciudad de Tulkarem —jóvenes de entre 17 y 35 años, según los últimos datos del Ministerio de Salud—, en medio de la que ya es la peor escalada de las últimas décadas en territorio cisjordano. Las fuerzas israelíes sobre el terreno «impidieron que las ambulancias y la Media Luna Roja entraran en el área para transportar a los heridos», informó Wafa.

Horas antes, en otra ofensiva con dron en el campo de refugiados de Balata (Nablus), el Ejército israelí anunció la muerte de Abu Shalal, el jefe de las milicias locales. Shalal, aseguró Tel Aviv, estaba en busca y captura por planear «un ataque inminente» contra las Fuerzas de Defensa de Israel, y por otros «ataques terroristas» pasados, según informó un portavoz militar.

«Estamos más preparados que nunca», comentaba Ori Gordin, jefe del Comando Norte del Ejército Israelí, sobre una ofensiva militar en el Líbano. Hace más de tres meses que Israel protagoniza intercambios de fuego diarios, de baja intensidad, contra la milicia chií Hezbolá, aliada de Hamás. «Entraremos esta noche si es necesario, y continuaremos reforzando nuestros preparativos para seguir adelante», añadía Gordin, y la expansión del conflicto se descubría un poco más.

Ante los ojos del militar, la 228.ª Brigada del Ejército entrenaba en la frontera norte, donde Tel Aviv tiene desplegados a más de 200.000 soldados. Al unísono, ensayaban maniobras y se preparaban para una incursión terrestre: «Queda mucho trabajo por hacer», concluyó Gordin.

Pakistán retira a su embajador en Teherán y los suníes se vengan por los ataques

Irán ha abierto un nuevo frente en sus conflictivas relaciones internacionales. El martes lanzó varios misiles contra grupos terroristas suníes en territorio de Pakistán, país vecino con el que mantenía una relación cordial y que ahora se ha sumado a la larga lista de naciones con las que mantiene disputas.

Ayer, un día después del ataque, Islamabad retiró a su embajador en Teherán. Inmediatamente, el ministro de Exteriores de Irán, Hossein Amir Abdolahian, intentó calmar las aguas —sin resultado— alegando que el ataque no estuvo dirigido contra ciudadanos paquistaníes, sino contra el grupo terrorista iraní Yeish al Adl.

Pero las tensiones no acabaron ahí y la respuesta de los terroristas no se hizo esperar. Un coronel de la Guardia Revolucionaria iraní fue asesinado a tiros en la conflictiva provincia iraní de Sistán y Baluchistán, donde además las fuerzas de seguridad abatieron a un miliciano en otro incidente cerca de la frontera.

«El coronel Hossein Alí Javadan murió tras ser tiroteado en Zahedan [capital de la provincia]», informó la agencia estatal IRNA. El medio indicó que «se están haciendo esfuerzos para identificar a los autores».

La ira de Yeish al Adl

Al mismo tiempo, se produjo un choque entre las fuerzas de seguridad y «elementos de un grupo terrorista» en la zona de Jakigor, también en Sistán y Baluchistán, cerca de la frontera con Pakistán.

«Uno de los agresores fue abatido y otros dos resultaron heridos y escaparon», indicó IRNA. La policía requisó el vehículo de los terroristas, además de armas y munición, entre ellas explosivos, granadas y un lanzacohetes.

Yeish al Adl es un grupo suní, opuesto al régimen chií de Irán, que busca la independencia de la provincia de Sistán y Baluchistán. Actúa en la porosa frontera entre la república islámica y Pakistán, y el pasado diciembre reivindicó un ataque en el que murieron 11 policías en la ciudad iraní de Rask (entre otros atentados en los últimos años).

La región de Sistán y Baluchistán tiene una población mayoritariamente suní y en ella operan grupos extremistas de esa rama del islam, así como múltiples bandas de contrabandistas y narcotraficantes.