Una iglesia románica de O Saviñao reemplazada por un cobertizo

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

O SAVIÑAO

En el 2025 se cumplirá el centenario de la demolición del antiguo templo de la parroquia de Mourelos, cuyos orígenes se podrían remontar a la época visigótica

13 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En el verano del 2025 se cumplirá un siglo de la demolición de la antigua iglesia de la parroquia de San Xulián de Mourelos, en O Saviñao. Pese a ser de origen románico —y posiblemente visigótico—, nadie sabe hoy cómo era aquella construcción. «No queda ningún dibujo o fotografía y ya no vive nadie que pueda recordarla», señala el investigador Sergio Martínez Cotos, que publicó un estudio sobre esta iglesia desaparecida en la revista chantadina Alicerces. El lugar donde se hallaba el templo está ocupado ahora por un cobertizo agrícola hecho de muros de piedra y desprovisto de fachada delantera.

El antiguo alcalde chantadino Luis Campo Fernández, en su libro Casas hidalgas de Chantada, Saviñao y otras tierras —publicado en 1979— la describió como «una iglesia visigótica de pequeñas proporciones, paredes anchas, techos bajos, el arco de acceso al ábside de herradura, capilla mayor, capilla mayor con la imagen de San Julián y en la sacristía la imagen de San Lucas». Martínez señala que un artículo publicado en uno de los libros de la serie Circular polo Saviñao —editado por el Círculo Saviñao— por el fallecido antropólogo Tito Antonio Varela compara la iglesia desaparecida con la de Santa Comba de Bande, en Ourense.

Aunque los orígenes de la iglesia no están claros, el clero de la parroquia de Mourelos aparece mencionado en varios documentos de los siglos XIII, XV y XVI. En ellos se habla de «prelados» y «clérigos». Pero solo a partir del siglo XVIII se conocen noticias de párrocos propiamente dichos.

Para reconstruir la historia de la antigua iglesia de Mourelos, Sergio Martínez se basó en los libros de fábrica que se conservan en el archivo diocesano, en antiguas noticias de periódico y en los testimonios de algunos vecinos. En su estudio señala que el templo fue demolido en 1925 siendo párroco Pedro Rajo Silva, quien decidió sustituirlo por otro de nueva construcción.

Según los datos que se recogieron en los libros de fábrica, la iglesia ya presentaba en 1730 unas condiciones de conservación deficientes. En 1764, el obispado lucense recomendó que se reparase el arco de la capilla mayor. En la segunda mitad del siglo XIX —de la primera mitad no se conserva información— se llevaron a cabo nuevas intervenciones. En 1883, el párroco Ángel Fernández Platero invirtió cerca de 1.700 reales en reedificar una de las fachadas del edificio desde sus cimientos.

Motivos sin aclarar

Los motivos de la demolición de 1925 no están claros, según Sergio Martínez, ya que la documentación que se conoce no explica por qué se tomó esta decisión. «Es posible que la iglesia se encontrase en estado ruinoso o que hubiese quedado hecha un adefesio con las diferentes reformas que se hicieron con anterioridad y que se considerase que ya no presentaba unas condiciones adecuadas», comenta.

En cualquier caso, el templo fue demolido y sus bloques de piedra y piezas de sillería, así como sus cimientos, se aprovecharon para construir la nueva iglesia de la parroquia, que se levantó en un sitio diferente. Una parte de los materiales se utilizó también para construir el cobertizo que se encuentra ahora en el mismo lugar que la antigua iglesia ocupó durante siglos. En el espacio donde estaba el viejo cementerio vinculado a la iglesia —que fue trasladado— hay ahora un gallinero.

El nuevo edificio, pagado por un antiguo alcalde, sufrió un grave derrumbe en 1926

Según las investigaciones realizadas por Sergio Martínez, poco después de la demolición de la antigua iglesia parroquial de Mourelos se construyó una nueva, que es la que se conserva en la actualidad. Las obras fueron costeadas por Sabino Paradela Sánchez, quien fue alcalde de O Saviñao durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera, primeramente en 1923 y después entre 1925 y el final de este régimen. También fue dueño de la casa grande de Torno, en Mourelos, ya que se casó con la heredera de esta propiedad, Plácida Sánchez Ferro, quien sería abuela del antiguo alcalde chantadino Luis Campo.

La nueva iglesia parroquial de Mourelos, inaugurada en agosto de 1926, está a un centenar de metros del lugar donde se encontraba la antigua y fue construida con otra orientación. «Lo que ocurrió es que Sabino Paradela quería que la fachada de la nueva iglesia se pudiese ver desde su casa y como era él quien pagaba las obras, hizo construirla en otro lugar», explica Martínez. Entre su vivienda y la nueva iglesia se encontraba otra casa que estorbaba la vista. «Según recuerdan los vecinos, Paradela intentó comprarla para derribarla y tener una vista completa de la iglesia, pero los dueños de esta casa se negaron a venderla», añade el investigador.

Campanario derruido

Ante esta circunstancia —dice asimismo Martínez—, Paradela hizo construir en la iglesia un campanario de gran altura para que sobresaliese por detrás del edificio interpuesto y poder verlo desde su casa. Pero entre el 19 y el 20 de noviembre de ese mismo año un fuerte temporal derribó el campanario, que cayó sobre el edificio de la iglesia causando graves daños, como roturas de vigas y grandes desperfectos en los muros. El antiguo periódico lucense La Voz de la Verdad, que informó de este suceso, señalaba que las pérdidas se calcularon entre 8.000 y 10.000 pesetas de la época.

El párroco Pedro Rajo publicó poco después en ese mismo periódico una petición de donativos para ayudar a sufragar de la reconstrucción, ya que los costes resultaban demasiado elevados para la parroquia. La iglesia acabó siendo reconstruida, pero la altura del campanario se redujo significativamente, apunta Martínez. Sabino Paradela falleció diez años después de la inauguración de la nueva iglesia parroquial, en 1936.

Un valioso retablo barroco robado en torno al año 2000, uno de los pocos vestigios materiales

Entre los escasos vestigios materiales de la antigua iglesia parroquial de Mourelos destaca una pieza que ahora está en paradero desconocido. Se trata del llamado retablo de las ánimas, una talla barroca del siglo XVIII que fue robada de la actual iglesia en torno al año 2000. Sergio Martínez señala que lo que desapareció es la parte interior del retablo y hoy solo se conserva el marco. «Las únicas fotos que conozco de este retablo las encontré en el archivo personal de Luis Campo Fernández y en ellas se ve que es una pieza de gran belleza y valor artístico», dice el investigador.

En otra foto de este archivo se puede ver una columna de piedra de forma cilíndrica que pudo formar parte de la iglesia desaparecida. «Esta columna fue reaprovechada en la casa grande de Torno, donde también hay una columna cuadrada que puede proceder igualmente de la antigua iglesia», explica Martínez. «Ahora no es fácil verlas, porque la casa de Torno está en estado ruinoso y sufrió un derrumbe en la fachada el pasado diciembre, por lo que es peligroso entrar en ella», añade.

Otra huella material del templo desaparecido se conserva en la actual iglesia parroquial de Mourelos. Consiste en una pila bautismal de origen medieval. El cáliz de la pila es románico, pero el fuste que lo sostiene es una época posterior.

Martínez apunta que también procede de la antigua iglesia una puerta de piedra que se conserva en la casa grande de Eirexe, que se encuentra a unos metros del lugar que ocupaba el templo. En este edificio también se reutilizaron una cornisa redondeada que decoraba las fachadas del templo y un dintel en dos piezas que se conservó para aprovecharlo como asiento.