«¿Que como está o meu viño? Pois é o mellor do mundo»

Luis Díaz
luis díaz TABOADA / LA VOZ

TABOADA

Benito do Freire, en el centro, con los clasificados en segundo y tercer lugar en la cata
Benito do Freire, en el centro, con los clasificados en segundo y tercer lugar en la cata SABELA CHORÉN

Benito do Freire gana con un tinto de Sobrecedo la cata de vinos caseros que organiza una parroquia de Taboada y en la que los vecinos son el jurado

25 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Preguntar a los vecinos de San Xulián do Campo que hacen vino para autoconsumo cómo ha ido al cosecha está fuera de lugar. «¿O meu viño? O mellor do mundo», es la contestación, con independencia del encuestado. «Ese podría ser el lema de nuestra cata», apunta entre risas Sabela Chorén, presidenta de la asociación de vecinos de esta parroquia de Taboada. Está al frente del concurso que este sábado, por segundo año consecutivo, eligió el mejor vino de cosechero del pueblo. Los participantes elaboran sin las garantías de una denominación de origen, pero aun así aquí no parece estilarse la uva foránea. Aunque San Xulián se sitúa en la parte alta del municipio, muchos vecinos cultivan de antiguo viñedo propio en la ribera del Miño. «Los que no lo tienen compran las uvas», comenta la organizadora.

La cata arranca al mediodía y a primera hora de la mañana todo son preparativos en el local social, en el que luego comerán un cocido los sesenta comensales apuntados previamente. Serán alrededor de la mitad los que antes se esforzarán en poner nota a los nueve vinos que aspiran a los cien puntos de San Xulián do Campo. Más bien a los diez puntos, que es la nota máxima de las fichas que se reparten entre el jurado. «Son vecinos de la parroquia y gente de Taboada», explica Sabela Chorén. En la cata hay que poner orden y de ello se encarga Miguel Pavón Reinoso, de Instinto Romano, una de las dos bodegas de la denominación de origen Ribeira Sacra afincadas en el municipio de Taboada.

Pavón ya tuteló la cata el año pasado, entonces junto con otro bodeguero taboadés de Ribeira Sacra, Héctor Ferreiro Abelairas, de la bodega Castrofiz, que esta vez no pudo estar presente. Los dos tienen casa en esta parroquia distante de la ribera pero de clara vocación vitivinícola, donde los piques sobre cuál de los «mejores vinos del mundo» se llevará el premio acaparaban desde hace días las conversaciones. José Manuel Almuiña Montecelos, más conocido pro Benito do Freire, lejos de sacar pecho echa mano de la retranca al poco de saberse que obtuvo el primer premio. «Nunca viño viron. Malamente diferencian o tinto do branco», bromea en referencia al jurado, para sacudirse cualquier mérito.

El ganador es de los que tienen viñedo propio, en Sobrecedo, concretamente, que junto con Castelo, San Xián de Insua, Insua, Mourulle y Xián dibuja el mapa de parroquias vitícolas de Taboada cuya producción ampara la denominación de origen. «Na viña hai mencía, garnacha, uva branca... Todo mesturado. Nunca se vendeu uva, sempre foi para o viño da casa», explica. Lo tradicional se impone en la mezcla de variedades y en el sistema de elaboración, dejando macerar el vino con el bagazo por un tiempo al acabar la fermentación. «Non lle boto nada —dice Benito—, coce e logo trasfégase cando o precisa, na lúa propia e con días despexados».

Comodidad y tecnología

La única concesión a la modernidad pasa por la utilización de depósitos de acero inoxidable, que sustituyeron a las grandes cubas de madera de castaño que aún se ven en su bodega. «Para min son mellores, pero hai que movelas para lavalas e xa non queda xente para andar pelexando con elas. Se tes que sacalas da adega fan falta catro ou cinco persoas. A xente entrégase á tecnoloxía pola comodidade», opina el ganador de la cata.

La última vendimia estuvo pasada por agua debido a las lluvias de comienzos de septiembre. A diferencia de lo que sucede en el Sil, en la mayor parte de la riberas del Miño, incluida la de Taboada, la recolección no se puede adelantar si se quiere tener una uva mínimamente madura. El vino en Sobrecedo no suele ser de mucho grado alcohólico y este año aún tuvo menos de lo habitual. A Benito, sin embargo, no es algo que le quite el sueño. «Aquí somos de trago largo. Deste viño podes beber o que queiras, non fai dano», asegura. ¿No lo cambiaría para el cocido por un Amandi? «Se bebemos dese non acabamos a comida», responde sin pensárselo.