Dar a luz en el afamado paritorio del HULA: poco intervencionismo, dos bañeras de dilatación y un plan de parto personalizado

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

LUGO

«El parto está muy idealizado», explican las matronas del centro, que son las encargadas de acompañar a las embarazadas durante todo el proceso

07 dic 2021 . Actualizado a las 13:43 h.

Traer bebés al mundo es un trabajo excepcional, que requiere de mucha dedicación, empatía y humanidad. Estas son algunas de las cualidades que desprende el equipo que conforma el paritorio del Hospital Universitario Lucus Augusti (HULA). Aquí nacen, de media, cuatro niños cada día. En lo que va de año, han llegado más de mil, por lo que este 2021 se podrían llegar a superar las cifras del pasado 2020, en el que nacieron 1.124 pequeños. Así lo explica Cristina Ouro, Supervisora del Servicio de Partos del hospital lucense. Sin embargo, la sanitaria pone el acento en que la provincia sigue, claramente, «una tendencia descendente» en cuanto a nacimientos. Añade que la edad de las mujeres que deciden ser madres es cada vez mayor: «La óptima es de los 20 a los 30 y es que cuanto más jóvenes los tengas, mejor». Por el contrario, hasta el HULA llegan ahora mujeres de más de 40 años, muestra también de una población envejecida como la que alberga la provincia de Lugo.

El equipo del paritorio está formado por matronas, TCAE (técnicos en cuidados auxiliares de enfermería), celadores y ginecólogos. Algunos de los sanitarios son Susana Rubinos (TCAE), Eva Marra (TCAE), Jesús Trebolle (TCAE), Ana Reigosa (matrona), Susana Blanco (matrona) y Elisa y Ana, ambas ginecólogas. «Llevamos muchos años trabajando juntos, este es un paritorio en el que la gente llega contenta y se va contenta. Nos llegan embarazadas de Coruña o de la costa que quieren parir en el HULA», explican. Aun así, están pendientes de realizar encuestas de satisfacción para poner cifras a su calidad asistencial, algo que certifican las mujeres que han dado a luz en el hospital de Lugo.

«Nos llegan embarazadas de Coruña o de la costa que quieren parir en el HULA»

Dos bañeras de dilatación

En el Servicio de Partos hay zonas separadas para las mujeres que llegan con coronavirus. En la zona principal hay seis salas y dos de ellas cuentan con una bañera que se usa para aliviar los dolores durante la dilatación: «Son un método analgésico. Nosotros les ofrecemos meterse en ella mientras se piensan si quieren o no epidural», explica la supervisora. Sin embargo, solo unas 40 mujeres al año deciden meterse en el agua, ya que generalmente priorizan la anestesia, «aunque también pueden ponérsela después de estar en la bañera», precisa Ana, otra de las matronas de la unidad.

En el paritorio del HULA los relojes se paran cada vez que está a punto de nacer un bebé: empiezan los acelerones, las prisas y los cuidados. A veces, los sanitarios se olvidan de turnos y horarios: «Nos gusta estar con ellas hasta el final», confiesan emocionadas. Al traspasar la puerta de la unidad, las parturientas se encuentran con las matronas, que son, junto con las auxiliares, las encargadas de cuidar y acompañar a las embarazadas durante todo el proceso. En el caso de aparecer alguna complicación, es cuando acude el ginecólogo.

Por otra parte, la matrona Cristina Ouro no duda en decir que el parto «está muy idealizado». Explica que si las cosas «se tuercen» es necesario asimilar que a veces no todo sale como las madres esperaban. Sin embargo, cuando se trata de un alumbramiento de bajo riesgo el intervencionismo es mínimo. «Hay prácticas que ya no se hacen salvo excepciones, como son el rasurado perineal o la episiotomía», cuenta Ouro.

Miedo a lo desconocido

La realidad explica que las futuras madres ingresan en el hospital con mucho miedo «a lo desconocido». Para contribuir a eliminarlo, se encargan de acudir semanas antes del alumbramiento a una consulta con las matronas para elaborar el plan de nacimiento. Ahora, el servicio retomó las charlas presenciales tres días a la semana para hablar del momento del alumbramiento y planificarlo. «La matrona le explica lo que se va a encontrar y las opciones que tiene, intentamos respetar al máximo los deseos de la madre, siempre y cuando no se vea comprometida su seguridad o la del bebé», sostienen. En el plan de nacimiento se contemplan cuestiones como el uso de la epidural. Más del 75 % de mujeres deciden ponérsela.

«El trabajo aquí es el mismo que antes de la pandemia; necesitan que estemos cerca»

El paritorio del HULA puede presumir de ser una de las pocas unidades a las que el covid-19 no ha quitado el contacto físico y los mimos que esto implica: sigue pasando un acompañante a cada parto, tal y como se hacía antes. Con todas las precauciones posibles, los sanitarios no dudan en dar la mano para reconfortar a la persona que está dando a luz. Además, tras el momento del alumbramiento se realiza siempre el llamado «piel con piel», que tiene múltiples beneficios para la madre y el bebé.

Al ingresar, las mujeres se someten a una PCR y tienen que parir con mascarilla: «Hay casos excepcionales, pero es la norma general», confirma la supervisora.

Ana, otra de las matronas, explica que aquí solo ha cambiado el uso de la mascarilla: «El trato es el mismo, nosotros seguimos con contacto físico, no ha cambiado nada más. No separamos dos metros las sillas porque un trabajo de parto es un proceso en el que la mujer necesita cercanía, no puedes mantener una distancia», sostiene.

Los momentos más duros

Sin embargo, los momentos más tristes en el paritorio ocurren cuando se produce una muerte. Hay tres o cuatro pérdidas gestacionales tardías cada año, pero también hay muertes fetales. Por ello, el HULA se ha sumado a la iniciativa saquitos Jizó, que encabeza la Asociación Bolboretas: «Cuando se produce una muerte les enseñamos al bebé envuelto. Son momentos delicados y queremos que puedan iniciar un duelo para superar la pérdida», explican las matronas. «La sociedad está preparada para que cuando estás embarazada aparezcas con un niño vivo y sano, por lo que es muy duro que las madres lo asimilen, por eso intentamos que se lleven un recuerdo de un momento tan duro», concluyen.