Seis meses sin Enrique Bolívar en Abadín, una desaparición cada vez más lejos de resolverse

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

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Enrique Bolívar Díaz Pardo, en una imagen del año 2012, cuando sufrió un robo en su casa
Enrique Bolívar Díaz Pardo, en una imagen del año 2012, cuando sufrió un robo en su casa PALACIOS

La Guardia Civil continúa centrada en un sospechoso, pero la falta de pruebas mantiene la investigación sin avances

09 mar 2024 . Actualizado a las 14:26 h.

Hace ya medio año de la desaparición de Enrique Bolívar, un vecino de la aldea de Fontepresa, en el municipio de Abadín, al que le perdieron el rastro el pasado seis de septiembre. Desde entonces, apenas ha habido avances en una investigación que sigue abierta y que tiene un sospechoso, pero en la que la única prueba encontrada fue el bastón roto del octogenario a unos metros de su casa.

El tiempo corre desde hace tiempo en contra del interés de los investigadores y de la familia de Enrique Bolívar Díaz Pardo, de 82 años, del que no se ha sabido nada en estos seis meses. 

Fue visto por última vez un domingo al filo de las siete de la tarde, cuando salió de casa de una vecina tras tomar un café con ella. Según el testimonio de la mujer, Enrique le hizo el favor de tirarle la basura al contenedor. Salió de la vivienda cargando con la bolsa, pero otros vecinos que salieron de una casa cercana apenas unos minutos después ya no vieron al octogenario. Tampoco estaba en casa de ningún familiar ni llegó a su propio domicilio.

El cartel que denuncia la desaparición de Enrique Bolívar Díaz Pardo
El cartel que denuncia la desaparición de Enrique Bolívar Díaz Pardo

En la parroquia de Quende (Abadín) los vecinos —varios de ellos familiares de Enrique— dan por supuesto que su desaparición no fue accidental. Todos piensan que hubo una persona implicada, y la Guardia Civil tiene desde hace meses un sospechoso en el punto de mira. Se trata de un vecino del mismo municipio, al que ya habrían visto por la zona en alguna ocasión. Algunos incluso creen que había intentado robar dinero a Enrique otras veces. Por eso, se sospecha que su desaparición podría haber sido un atraco que salió mal y que acabó con el octogenario muerto o secuestrado.

La falta de un cadáver complica mucho la investigación. Además, esta empezó más tarde de lo deseado por la propia Guardia Civil, ya que no se valoró la hipótesis del crimen desde el principio del caso y se dejaron pasar unos primeros días en los que se pudo haber perdido información valiosa.

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Mondoñedo abrió diligencias y declaró el secreto de sumario de las actuaciones. Entonces, la Guardia Civil empezó a interrogar a vecinos y a revisar más pistas. 

La aparición de un coche calcinado en una pista apartada en A Devesa (Ribadeo) horas después de la desaparición de Díaz Pardo hizo saltar todas las alarmas. El área de servicio de A Devesa, donde se desató el fuego, está a unos 50 kilómetros de Quende. Y, por si fuera poca la coincidencia, la Guardia Civil comprobó que el vehículo quemado era propiedad del hombre que figura como principal sospechoso.  

Los familiares de Enrique Bolívar Díaz Pardo siguen sin noticias de su paradero. En la imagen, el primo de Enrique
Los familiares de Enrique Bolívar Díaz Pardo siguen sin noticias de su paradero. En la imagen, el primo de Enrique Laura Leiras

Una de las teorías que se manejan es que Díaz Pardo fuese secuestrado y su cuerpo fuese abandonado en alguna zona de difícil acceso, como un pozo o incluso el mar de la costa de Lugo. Por eso, analizar el coche que apareció calcinado en Ribadeo tenía mucha importancia para los investigadores. Sin embargo, no se hallaron restos humanos o trazas de ADN en el turismo

Durante estos meses, la desaparición de Díaz Pardo ha causado incluso un cierto temor en la parroquia de Quende. «Poderíamos ser nós», comentaba una vecina poco después del suceso. 

La investigación, por lo tanto, se encuentra en un punto complejo. Pocos datos y pruebas quedan por analizar más allá de los ya estudiados. La falta de un cuerpo y de testigos directos de lo que ocurrió entre la vivienda de Enrique y la de su vecina hace imposible determinar por dónde debe continuar el caso.