El Camino antes de Sarria: «Lo más probable es que cierre el bar, antes de los 100 kilómetros no hay peregrinos suficientes»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA SARRIA / LA VOZ

SARRIA

La vivienda de la Pousada de Raquel, a los pies del Camino Francés a cuatro kilómetros de Sarria
La vivienda de la Pousada de Raquel, a los pies del Camino Francés a cuatro kilómetros de Sarria U.C.

Raquel Ligero, de la Pousada de Raquel, en Aguiada, lamenta el descenso de caminantes de larga distancia y defiende que se promocione el inicio desde O Cebreiro

14 nov 2023 . Actualizado a las 18:11 h.

La catalana Raquel Ligero cambió hace cinco años la ciudad de Barcelona por el rural de Sarria junto a su marido, con raíces en el municipio lucense. Fue una apuesta por la tranquilidad pero también se sumó al Camino de Santiago con una cafetería como salida laboral. Sin embargo, lo que empezó genial, según Ligero, fue yendo a menos. «Se nota un importante bajón de los peregrinos antes de Sarria, la mayoría solo quieren hacer los 100 últimos kilómetros», asegura. Por eso, lo más probable es que no vuelva a abrir el bar la siguiente temporada. 

Raquel, su marido, y ahora su hija de dos meses viven a la salida del pueblo de Aguiada a unos cuatro kilómetros antes de Sarria. Su vivienda está a los pies del Camino Francés, por eso les pareció una buena oportunidad para emprender. La catalana se puso al frente de la Pousada de Raquel, una cafetería que abrió en su propia vivienda. «Estamos en un punto estratégico porque aquí se juntan las dos variantes que parten desde Triacastela», explica. 

Puso en marcha el negocio en el 2019, con experiencia a sus espaldas en el mundo de la hostelería y el turismo, pero con unos clientes diferentes. «Se nota mucho que son peregrinos, son más comprensivos y el trabajo se hace más ameno», defiende. En su bar, ofrecía menú del día, bocadillo, refrescos, aperitivos... En un primer momento trabajaba durante todo el día, con desayunos, comidas y cenas. Incluso se lanzaron a restaurar un alpendre para poder ofrecer alojamiento porque así se lo demandaban algunos peregrinos: «Esta zona gusta mucho». 

La pandemia paralizó también la peregrinación y, según relata la hospitalera, marcó un punto de inflexión para los caminantes de larga distancia. Desde la reapertura, el número de peregrinos que empiezan su ruta antes de los 100 kilómetros de Sarria fue decayendo, como ya alertaron albergueros, asociaciones y representantes públicos. «Con el covid se notó mucho la falta de peregrinos antes de Sarria, tanto que no llegó a ser tan rentable», asegura Ligero. 

«Con la crisis y la subida de precios, empezaron a mirar mucho más lo que gastaban, he visto a gente compartir un café»

En la última temporada, la emprendedora simplemente pudo saldar la inversión: «Pagué a los proveedores y me quedé con un sueldo para mí como autónoma, al menos tampoco tenía más empleados». Ligero explica que además de bajar el número de personas, también paran menos: «Con la crisis y la subida de precios, empezaron a mirar mucho más lo que gastaban, he visto a gente compartir un café».

Quizás en parte por las necesidades económicas, los peregrinos se decidieron cada vez más por caminar los cinco días mínimos para tener la compostela. Precisamente la bajada más pronunciada es la de los caminantes españoles: «Prácticamente no se veía a ninguno». 

Otra circunstancia que influye en la visión de Raquel es que en los núcleos cercanos ya han cerrado más negocios, como un albergue y una taberna. «Nos retroalimentábamos entre todos porque cuando no cabía la gente nos derivábamos los peregrinos», recuerda. Pero con el cierre de los otros servicios hizo que acabase dejando de dar cenas y tampoco siguió adelante con el alojamiento. De hecho, actualmente en la etapa de Triacastela a Sarria por San Xil quedan muy pocos negocios abiertos.

El último año que la Pousada de Raquel estuvo en funcionamiento no fue bueno, como detalla su responsable. La falta de rentabilidad por la caída de caminantes hace que se plantee no volver a abrir: «Seguramente acabe cerrando el bar porque no hay suficientes peregrinos». La catalana desearía que se promocionasen más kilómetros del Camino Francés

La ampliación de los 100 kilómetros es una posibilidad que se ha puesto encima de la mesa tímidamente, pero nunca se ha llevado nada a cabo. «Podría pedirse peregrinar al menos desde el inicio de Galicia, en O Cebreiro, que además son unas etapas preciosas por la montaña», defiende. Si los caminantes empiezan antes de Sarria, la localidad de los 100 kilómetros se verá igualmente favorecida porque seguirá siendo una etapa obligatoria. 

La catalana lamenta que la ruta jacobea haya perdido fuerza antes de Sarria porque para ella era el trabajo ideal. Podía hacerlo desde casa, ella sola y disfrutar del trato con los peregrinos. Además, sería una buena manera de conciliar con su hija de dos meses. Al menos sí ha ganado mucha calidad de vida con su cambio de Barcelona a Aguiada: «Estoy muy contenta con esta tranquilidad y de poder criar a mi hija aquí».