Música en el reloj

MERCADOS

ABRALDES

Frédéric Arnault ha sido designado flamante consejero delegado de relojes LVMH

14 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El zar del lujo —así es como se le conoce en ese exclusivo mundo a Bernard Arnault, fundador, presidente y director ejecutivo de LVMH, el mayor grupo empresarial del sector— sigue dando pasos para dejar atada, y bien atada, su sucesión al frente del gigante galo. En diciembre del 2022 puso al frente del hólding Christian Dior a su hijo Antoine; y un mes más tarde, designó a su hija Delphine como directora general de Dior tras años en Louis Vuitton, buque insignia del grupo. Ahora, un año después de aquel movimiento de ficha, es su cuarto hijo, Frédéric (Neuilly-sur-Seine, Francia, 1995),hasta hace nada director ejecutivo de la relojera TAG Heuer, quien escala posiciones en el imperio familiar. A sus 29 años será el consejero delegado de Relojes LVMH, un cargo de nueva creación dentro del titán. Tendrá en sus mandos las riendas de todas las firmas puramente relojeras del grupo: TAG Heuer, Zenith y Hublot. Entre las tres suman unos 1.700 millones de euros a los 79.200 millones que factura LVMH.

Fruto del segundo matrimonio del magnate galo con la pianista canadiense Hélène Mercier, estudió Frédéric Matemática Computacional y Aplicada en la prestigiosa École Polytechnique, la gran escuela pública de ingenieros francesa que depende del Ministerio de Defensa y en la que es obligatorio llevar a cabo una formación militar. Y eso que de pequeño soñaba con ser arquitecto. Una vez acabados los estudios, se estrenó en el mundo laboral haciendo prácticas en Facebook, ocupándose de investigaciones relacionadas con la inteligencia artificial. También hizo sus pinitos en la consultora McKinsey & Company, en la que también trabajó Delphine. Desembarcó en la relojera en el 2017. Primero como jefe de tecnologías conectadas de la empresa y después, como director de estrategia y digital. Hasta que en el 2020 se hizo cargo de la firma como consejero delegado.

Ahora solo tendrá que rendir cuentas ante Stéphane Bianchi, el hombre fuerte de la División de Relojería y Joyería de LVMH. Del cuarto vástago de Arnault ha dicho su jefe que «su visión única y disruptiva de la industria relojera condujo a una transformación espectacular de TAG Heuer [...] Me complace enormemente que Frédéric se una a mí en la División de Relojería y Joyería de LVMH para supervisar nuestras tres casas relojeras». Y no le falta razón. La llegada a la relojera del mediano de los tres hijos varones del segundo matrimonio de Arnault ha supuesto todo un soplo de aire fresco para una marca con más de 160 años de historia. Y también para una industria algo rancia, dominada por ejecutivos que le doblan o incluso le triplican la edad, reacios a los cambios.

De su padre ha heredado Frédéric el talento para los negocios y la pasión por la moda y el tenis, un deporte que practica con frecuencia y del que disfruta asistiendo a todos los torneos que puede. De ahí su amistad con Roger Federer. Y de su madre, el amor por la música. Tanto, que hasta llegó a tocar con la Filarmónica de Moscú. El piano, claro. Podía haberse dedicado a ello profesionalmente si hubiese querido, pero le tiraba más el negocio. También de su madre ha heredado el flamante consejero delegado de Relojes LVMH el celo por su intimidad. Como ella, huye todo lo que puede, y más, del ruido mediático. Y no será porque no intenta la prensa adjudicarle un romance tras otro. El último de ellos, el pasado verano, cuando lo relacionaban con Lalisa Manobal —de nombre artístico Lisa— rapera, modelo, cantante y bailarina tailandesa, integrante del grupo femenino Blackpink. Él se mantiene al margen de lo que se publica, aunque igual no tanto como su madre: «La primera vez que abrí un periódico tenía 30 años», contó la pianista hace años en una entrevista.

.