¿Cómo gestionar la ansiedad?

Flor Lafuente INSTRUCTORA Y FORMADORA CERTIFICADA EN BIENESTAR INTEGRAL

OPINIÓN

Ana Garcia

02 may 2022 . Actualizado a las 08:52 h.

Hoy, como casi siempre, sientes ansiedad. Una nube presagia la tormenta y piensas en todo lo que saldrá mal: rechazarán tu proyecto, no le gustarás a tu cita a ciegas, tendrás un accidente. 

Tienes calor y el corazón se te sale por la boca. ¿Son señales de que tu ansiedad ha llegado al grado máximo? ¿Vas a morir? Es una sensación horrible, pero tu vida no acabará así.

Podría ser un ataque de pánico o un momento de ansiedad extrema. Según la ciencia, cuando la situación se vuelve incapacitante, es hora de consultar a un especialista.

No obstante, me gustaría aportar algo de claridad científica al asunto. La ansiedad es parte de nuestra fisiología. Viene del temor ancestral de ser comidos por un león en la sabana africana, y es un efecto del estrés generado por ese peligro. El estrés te hace reaccionar y correr lejos del león; la ansiedad que permanece te ayuda a mantener el estado de alerta para tomar decisiones más acertadas.

Se vuelve disfuncional cuando ves amenazas constantes y caes prisionero de toda clase de ideas desgraciadas que te angustian. No duermes, estás de mal humor, desconcentrado e híper enfocado en una preocupación fija. No escuchas a nadie y quieres controlarlo todo.

El problema con la ansiedad es que nace de la incertidumbre. Y el mundo es incierto. Por lo tanto, lo que debes tener es un sistema que dé previsibilidad a tu vida: rutinas, hábitos y técnicas que te ayuden a gestionar tu jornada, a autocontrolarte y a prevenir la ansiedad. Eso genera certeza, y la certeza calma.

Míralo de este modo: la ansiedad es energía. La investigación ha demostrado que las personas ansiosas procesan las amenazas de manera diferente. Usan las regiones del cerebro responsables de la acción. Reaccionan más rápido frente al peligro, son ingeniosas y capaces de romper barreras.

Quiero dejarte algunos consejos para tu caja de herramientas.

Reconoce tu ansiedad, no la resistas. Al aceptarla puedes gestionarla.

Incorpora una rutina de ejercicio físico potente y regular. Consumirás energía, activarás el sistema parasimpático que te calma y producirás neurotransmisores positivos.

Planifica tu vida, haz listas. Eso da certeza y seguridad.

Cuando te sientas mal, recuerda que no te estás muriendo, que es ansiedad y pasará. Respira profundo y lento. No debes hiperventilar. La exhalación debe ser más larga que la inhalación. El corazón late más lento al exhalar y eso te calmará.

La experta Ellen Hendriksen aconseja sumergir el rostro en agua fría y cubos de hielo durante treinta segundos. Así activarás el reflejo evolutivo de buceo que apagará las funciones corporales no esenciales, incluidas las emociones fuertes. También sirve una ducha fría.

Controlar la ansiedad lleva tiempo y es un hábito. Ordena tu vida con rutinas y comienza a usar la ansiedad a tu favor.