La clave del amor verdadero

Flor Lafuente
Flor Lafuente INSTRUCTORA Y FORMADORA CERTIFICADA EN BIENESTAR INTEGRAL

OPINIÓN

MABEL RODRÍGUEZ

13 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Si lo que buscas es amor eterno, no seas tú mismo con tu pareja. «En una relación, mostrarnos como somos es una idea terrible», dice el filósofo inglés Alain de Botton. Sencillamente, porque la mayor parte del tiempo somos insoportables, problemáticos, difíciles, impacientes y narcisistas. Debemos aprender a filtrar nuestros pensamientos y emociones. No podemos soltar alegremente todo lo que se nos ocurre y esperar a que nuestra pareja nos comprenda como una madre a un hijo.

El amor, más que un sentimiento, es una habilidad que hay que desarrollar y practicar cada día. Con esfuerzo y paciencia. Algo así como ir a la oficina y cumplir con el trabajo para el que fuimos contratados.

¿Cuál es la práctica del amor? El aprecio por el otro. La escucha, el interés por entenderlo. Lo que sucede es que, tal como explica Botton, crecimos creyendo que el amor se trata más de nosotros que del otro, de recibir atención incondicional. Deben querernos como somos, nos decimos. Pero amar y ser amados no es lo mismo. Mamá y papá siempre nos querrán. Una pareja, no. No es igual dos queriendo dar que dos queriendo recibir.

Hace 30 años, el psicólogo John Gottman quiso descubrir la fórmula de los matrimonios felices y encontró que las parejas duraderas interactuaban de otro modo. Mostraban un interés constante por el otro y buscaban cosas que apreciar para comunicarlas. Gottman, incluso, identificó un patrón para mantener el sano equilibrio entre lo bueno y lo malo: el ratio 5:1. Por cada interacción negativa con nuestra pareja hay que crear cinco positivas. ¿Has respondido de mala manera? Tienes una semana para compensarlo: regresa con un chocolate, invita a una salida especial o dile cosas bonitas.

Más tarde, la psicóloga Shelly Gable aportó otra herramienta poderosa: el tipo de respuesta que damos a los éxitos del otro. Gable demostró que nuestro apoyo y apreciación por las noticias o experiencias positivas de nuestra pareja es mejor indicador del éxito de la relación que cómo respondemos cuando las cosas le van mal.

Hay cuatro maneras de responder a una buena noticia y la única correcta es la número cuatro, aunque no es algo que nos salga naturalmente. Veamos un ejemplo: nuestra pareja viene con la noticia de un ascenso a un rol que la llevará por nuevos rumbos. ¿Cómo respondemos?

1. Respuesta pasiva y constructiva. Felicitamos con poco entusiasmo: «Qué bien, me alegro por ti».

2. Pasiva y destructiva. Ignoramos la buena noticia: «Recordé que debo hacer una llamada urgente».

3. Activa y destructiva. Ponemos el foco en lo negativo: «¡Qué estresante será tu nuevo rol! Nos afectará como matrimonio».

4. Activa y constructiva. Demostramos interés, hacemos preguntas que llevan a revivir el momento, lo felicitamos: «¡Es increíble! Sabía que reconocerían tu trabajo. ¡Celebremos! Me encantaría saber más sobre tu nuevo puesto».

La respuesta activa y constructiva es la que debes dar. Tanto esta técnica como el ratio 5:1 sirven para todo tipo de relaciones. ¡A la práctica!