Pocos asuntos concitan mayor consenso en bioética y en política como la maternidad o gestación subrogada (los populares vientres de alquiler). El tema vuelve a estar de actualidad en nuestro país por el caso de Ana Obregón, quien a sus 68 años se ha convertido en la progenitora de una niña por este medio, con exclusiva y portada del ¡Hola! incluidas. Esto último ya es indicio de por dónde van los tiros, pues las fotos incluyen su salida en silla de ruedas, como si la susodicha hubiese parido realmente. Patético y bochornoso.
Más allá de consideraciones éticas, hoy me quiero detener en las políticas, porque el PP me tiene perplejo: parece dispuesto a pisar todos los charcos posibles en esta materia. Le pasó con el aborto el mes pasado y le pasa ahora con este otro tema. Creo que Núñez Feijoo haría bien en incorporar a su equipo a un experto en bioética. Me permito recordarle el sabio consejo tradicional: si no se tiene criterio, lo mejor es callarse. Pero es que, además, en el PP parecen no darse cuenta de que tanto el electorado a su derecha como el situado a su izquierda desaprueban la gestación subrogada. Esta constatación me lleva a preguntarme hacia qué nicho electoral pretende dirigirse el PP abriéndose a legalizar esta práctica, porque, de verdad, no lo entiendo. Es cierto que donde no hay convicciones, todo es cálculo; pero en determinadas materias es una práctica muy torpe y suele acarrear un coste alto.