Circo y pan

Nieves Lagares Diez EQUIPO DE INVESTIGACIONES POLÍTICAS USC

OPINIÓN

Juan Carlos Hidalgo | EFE

29 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace tiempo escribí que Feijoo solo reclamaba su propia investidura con dos intenciones, conseguir la repetición de las elecciones y darse tiempo para afianzar su liderazgo en el PP después de los decepcionantes resultados del 23J. La primera está por ver, la segunda la ratificó en la sesión de investidura.

La política va de expectativas, y Feijoo, en este proceso, perdió y ganó frente a las expectativas. Perdió el 23J, cuando ya tenía en su mente a los ministros y los resultados no correspondieron, y ganó en el Congreso, donde habló para sus votantes y las élites de su partido; y hay que reconocer que le salió bien.

No fue solo él, la sesión se convirtió en un circo donde cada uno iba a hacer su espectáculo, y todos salieron contentos y aplaudidos. No puedo decir que me guste esa política, no me gusta ver al candidato a la investidura tergiversar la democracia parlamentaria, ni ver al principal partido de gobierno recurriendo a tacticismos ramplones para alentar la política de hooligans. Y no me gusta que los pocos intentos de devolver a la política otras formas, como los que hizo la señora Lois en la primera parte de su discurso, pasen desapercibidos para los medios.

Si lo que queremos es circo, eso es lo que tenemos, un circo lleno de espectadores hooligans, que exaltan a los suyos cuanto más agredan a los otros, que genera la polarización, no desde los extremos, sino desde el propio centro de la política.

Casi todos están felices con lo que ocurrió en el Parlamento, y sin embargo yo me siento cada vez más distante de ese circo y añoro el tiempo de respeto a las instituciones que ya nadie respeta, el tiempo de propuestas concretas y creíbles, el de líderes que hablaban a todos los españoles, en vez de gastar el tiempo en hablar contra unos u otros.

Feijoo se ha ganado su espacio para continuar liderando el PP, pero eso le ha costado hacerse más radical, más confrontador, más duro. Hoy, en el PP quieren más a Feijoo y quieren menos a Ayuso, porque, frente a lo que creen algunos, cada vez que golpeaban a Feijoo con Ayuso la estigmatizaban a ella, la debilitaban. Hoy, dentro del partido, Feijoo está más fuerte y Ayuso más débil, y fuera también.

Se va de la sesión con menos amigos, como le dijo Esteban, pero se va con más hooligans, con más seguidores en esta política polarizante que nos ha tocado vivir. Pero no le importa, porque la lógica de las coaliciones de gobierno no es su escenario, no lo fue nunca. Feijoo sueña con derrotar al multipartidismo, que detesta y que se cruza entre él y la presidencia. Su adversario no es un partido, es el sistema; por eso no ha querido reconciliarse con el arco parlamentario, no espera nada de ellos. Su opción es la gente, las emociones de la gente, de su gente y de la que puede llegar a serlo. Y el circo, tanto circo, contribuyó a ello.

Ahora la pelota está en el tejado de Sánchez. No se ha desgastado, no era su momento, ha mandado a otro a la arena, al circo. Pero ahora tiene que aparecer, con el pan.