Sánchez y Milei: el silencio que habla

OPINIÓN

AGUSTIN MARCARIAN

26 nov 2023 . Actualizado a las 10:45 h.

Todo comunica, incluido el silencio. Ese mantra, uno de los más repetidos en cualquier manual de comunicación política, cobra todavía más sentido en la era actual, en la que los políticos recurren, además de a los medios de comunicación, a las redes sociales para expresar sus posicionamientos de modo inmediato y, en ocasiones, casi hasta compulsivo.

Este tipo de plataformas, de alcance internacional, son las que utilizó Pedro Sánchez para trasladar su apoyo a Sergio Massa, candidato argentino a quien deseó suerte y del que destacó su «tolerancia» y «diálogo» frente a la «estridencia» de su rival, Javier Milei, a quien no llegó a mencionar de modo explícito. Sin embargo, esa implicación del presidente del Gobierno español se transformó solo unos días después en completo silencio tras el resultado del pasado domingo.

Esta decisión de no pronunciarse más sobre esta cuestión, quién sabe si siguiendo esa creencia errónea de que «aquello de lo que no hablas no existe», contrasta claramente con las reacciones de otros líderes internacionales que previamente también habían expresado su rechazo hacia Milei, como el presidente brasileño, Lula da Silva, quien acaba de señalar que ambos políticos «tenemos que sentarnos a la mesa», al tiempo que propuso acercar posturas para «aprender a convivir democráticamente en la adversidad».

Volviendo al territorio nacional, puede que el contexto sociopolítico no sea el propicio para que, de algún modo, Pedro Sánchez se desdiga mientras a diario se concentran decenas de personas en esa misma calle Ferraz, que bien podría ser el telón de fondo de la grabación del vídeo donde refleja su apoyo a Massa. Quién sabe si más pronto que tarde acabaremos escuchando de la boca del presidente español una versión de ese «yo no miento, solo hay un cambio de postura política» con el que justificó en varias entrevistas sus bailes con respecto a la cuestión catalana.

En cualquier caso, conviene no perder de vista que Argentina no es un país cualquiera para los intereses españoles. Más allá del vínculo emocional como destino de la emigración —y de eso los gallegos sabemos mucho—, España es el segundo mayor inversor extranjero de la economía de este país latinoamericano, en el que unas trescientas compañías ibéricas generan alrededor de cien mil empleos, como presumía el entorno de Massa.

Por último, en este momento tan simbólico para la política, resulta curioso que coincida la formación de los gobiernos de ambos países: mientras Milei elimina ministerios arrancándolos de una pizarra al grito de «afuera», Pedro Sánchez nombra al tercer Gobierno más numeroso de toda Europa. Esos gestos, como el silencio, también hablan.