Reírse como Míriam Nogueras

OPINIÓN

J.P. GANDUL | EFE

07 feb 2024 . Actualizado a las 14:04 h.

Para venir de una empresa textil especializada en hilaturas, muy fino no hila ni ríe esta mujer. Tan pronto llama prevaricadora a la cúpula judicial como indecentes a los jueces cuyas decisiones no comparte. Diríase que tiene fijación con las togas. Se carcajea a las puertas del Congreso de los Diputados con una risa generosa en dientes y una mandíbula tensa y tan despegada de la papada que es imposible saber si estamos ante una risa porque sí o ante un reproche o una burla. Lo cual quiere decir que Míriam Nogueras se ríe y su risa vale hasta para comentar la noticia que está a punto de producirse, pero que la alter ego del fugado más mimado del país, léase Carles Puigdemont, aún desconoce: que la junta de fiscales del Supremo aprecia indicios de terrorismo en el hombre de Waterloo. A la portavoz de Junts da igual que le cuenten un chiste o una hecatombe. Es la prueba viviente de que hay risas que valen para un roto y para un descosido; risas que son el espejo del alma.