Blinken en Pekín, contención necesaria

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

Mark Schiefelbein | REUTERS

30 abr 2024 . Actualizado a las 16:14 h.

Pese a que las tensiones generadas por los conflictos actuales mantienen en alerta a los gobiernos de medio mundo, lo cierto es que no parece que ninguno de los actores más relevantes tenga la intención de sobrepasar los límites de la sensatez. De hecho, la visita de la semana pasada de Anthony Blinken a China se enmarca dentro de la campaña de las dos grandes potencias mundiales por aliviar tiranteces y reforzar la contención. China, el gran gigante asiático, se encuentra en una privilegiada, a la que vez que complicada, posición geoestratégica. Consciente de su poderío económico y militar, sabe que sus movimientos pueden contribuir tanto a reducir como a aumentar tensiones. Pekín quiere mantener relaciones cordiales con Rusia, su vecina del norte, mientras consolida su supremacía en el sudeste asiático, sin que ello le suponga un coste humano ni político. Xi Jinping no confía en Putin más que en Biden, pero, sabe que, por población y potencia militar, Rusia jamás osaría enfrentarse a China; y aunque a Putin le interesa mantener la cooperación en un momento de aislamiento internacional, tampoco quiere hipotecarse ni apostar a una carta que le haría perder posiciones en su aspiración de convertir a Rusia en la otra gran potencia mundial. Su alianza siempre será táctica y prudente.

Más enrevesada es la relación de China con EE.UU. Xi Jinping intenta mantener el equilibrio con EE.UU. en un momento en el que la rivalidad económica, las cortapisas a su desarrollo tecnológico y su aspiración a hacerse con Taiwán y controlar el mar de China le enfrenta a Washington. La paulatina liberación norteamericana de la influencia económica china en su país, el veto a TikTok y las acusaciones de espionaje están afectando a su crecimiento. Pekín sabe que todos aquellos países que durante años recibieron con los brazos abiertos sus inversiones, hoy recelan de sus intenciones y buscan liberarse de sus compromisos. El poco o nulo respeto chino a los derechos humanos tampoco ayuda a mejorar los contactos. Pero EE.UU. sabe que tampoco puede obviar la relevancia china y necesita mantener una relación, si no buena, sí fluida para afrontar los retos internacionales. Pekín puede contener a Rusia y colaborar para alcanzar la paz en Ucrania, y también puede disuadir a Irán de continuar con su injerencia en la Península Arábiga y así enfriar la tensión con Israel.