El Ourense CF doblega al Vilalbés y revalida su liderato en Oira (2-0)

El Ourense CF es un líder sólido dentro y fuera de casa, si bien en Oira ha edificado un fortín. El Racing Vilalbés fue un antagonista que intimidó lo suyo en el tramo inicial del derbi autonómico, antes de que los anfitriones golpearan primero y llevaran el partido a su terreno: 2-0. Como locales, son ya ocho partidos sin encajar, puesto que el último se lo marcaron a finales del pasado octubre.

De entrada, Simón Lamas dispuso un entramado que dificultó las acciones ofensivas del primer clasificado, en especial los movimientos del trivote Fidalgo - Ballardo - Jerin. Los vilalbeses jugaban más cerca del área de Marqueta, que en todo caso no sufría en los centros laterales y acciones de estrategia. A los ourensanos les costó armar ataques y, eso sí, fueron letales cuando se encontraron los Gil. Álex habilitó a Alberto y el centro medido de este lo cabeceó a la red el recién llegado Gonzalo Di Renzo (tercera diana en dos jornadas). El ariete argentino se llevó un fuerte golpe al chocar con el poste y también lastimó a meta Santomé, en la caída, pero ambos pudieron continuar en el campo.

Con la ventaja en el marcador, los hombres de Rubén Domínguez marcaron el ritmo del juego. Andrada culminó una de sus subidas por el flanco diestro con un obús que se le escapó fuera por poco. Aún así, los visitantes tampoco bajaron la intensidad y el cuero se alejó de las áreas en una guerra de guerrillas que dejó pocos espacios para los futbolistas de vanguardia.

Después del intermedio, el combinado ourensano salió decidido a matar el partido y lo pudo hacer Alberto Gil, en menos de un minuto, pero el balón que bajó en el área se le escapó rozando el palo. La precisión del valenciano, en cambio, fue excelente para asistir en el área a Hugo Sanz, que remachó a placer el 2-0, en otra apertura desde la frontal de Álex. La terna era imparable en el perfil izquierdo, al tiempo que los citados Ballardo y Jerin se apoderaban de la parcela ancha.

Los forasteros apretaban más, pero tenían muy difícil, ante un oponente bien organizado en las tareas defensivas. En el banquillo vilalbés intentaban probar otras alternativas en las zonas más adelantadas, con la entrada de Izan e Ibra Dieng. No era suficiente. Los centros laterales no hacían daño al primer clasificado, que no sufría tampoco por abajo.

Al contrario, Di Renzo malogró un remate en el área de esos que ha demostrado perdonar pocos. También apareció poco después un Álex Gil que fue en todo momento una pesadilla para los marcadores que intentaban limitar su movilidad. La frustración era evidente en un Racing que no fue capaz de definir con eficacia sus incursiones, ni siquiera en la más diáfana, cuando Rares no llegó por poco al centro de Izan.

El anfitrión cerró el partido y el ritmo decayó hasta hacerse intrascendente en sus últimos compases, dominado por un Ourense CF con los puntos en la buchaca.

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