O Barco sabe a tequeños, arepas, medallón de ibérico o pulpo

María Cobas Vázquez
María Cobas O BARCO

O BARCO DE VALDEORRAS

Lilesca Bustos, del café bar Maracuchos.
Lilesca Bustos, del café bar Maracuchos. LOLITA VÁZQUEZ

Veintiún locales participan en la ruta Vai de viños que comienza esta tarde

11 ene 2024 . Actualizado a las 08:32 h.

La ruta de pinchos es una oportunidad para descubrir sabores diferentes en los bares a los que uno va con frecuencia y también son la excusa perfecta para conocer nuevos locales que pueden convertirse después en habituales en los planes de cada uno. Ese es el objetivo de O Barco de Valdeorras vai de viños, que impulsan el Concello y Aeva (en colaboración con el centro comercial abierto) y en el que participan 21 locales. Todos son propuestas que buscan sorprender a los clientes y que podrán degustarse desde hoy hasta el día 19.

Una opción es el café bar Maracuchos, situado en la entrada a O Barco por Veigamuíños. En octubre Lilesca Bustos y su marido se pusieron al frente de un negocio que ya había funcionado como bar. Hace dos años la familia llegó a O Barco y tras pasar por otras ocupaciones, decidieron apostar por este proyecto. «Somos nuevos en hostelería, nunca habíamos servido una caña», relata Bustos. Eligieron el nombre en un homenaje a su tierra, ya que maracucho es el gentilicio de su Maracaibo natal; y también miraron a sus raíces para elegir el pincho que servirán: un patacón. «La salsa tártara representa el puente sobre el lago, que es el puente en hormigón más largo de Sudamérica. Lleva también plátano macho frito, lechuga, queso, carne o pollo y un toque de tomate, cebolla y cilantro», relata Bustos. En el local sirven habitualmente pinchos y tapas, combinando recetas venezolanas con otras de cuchara típicas de Galicia como callos, habas o lentejas.

Gustavo Rivas y Simón Torrealba están al frente de Los Cuñados.
Gustavo Rivas y Simón Torrealba están al frente de Los Cuñados. LOLITA VÁZQUEZ

También de Venezuela, aunque en este caso desde la Isla de Margarita, llegaron los cuñados Simón Torrealba y Gustavo Rivas. Y esa relación familiar es la que da nombre a su local, ubicado en el Paseo del Malecón. Llevan desde julio al frente de un negocio en el que se dedican sobre todo al servicio de cafetería y bar, pero también son punto de venta de arepas. «Es algo sabroso que se puede comer rápido, al desayuno, al almuerzo o a la cena», apunta Simón. Ofrecieron a probar algo distinto que hasta entonces no había en O Barco y la respuesta, dicen, no pudo ser mejor. «Nuestro mayor público ahorita son los barquenses, han sido muy receptivos», señala. Su idea es que la gente pruebe algo distinto y por eso en el pincho han apostado por un tequeño de pan de jamón. «Generalmente son de queso salado y nosotros le hemos dado el toque de pan de jamón», apunta Gustavo.

Rosa Nunes y Miguel Ángel Dasilva son los gerentes del Bailarín.
Rosa Nunes y Miguel Ángel Dasilva son los gerentes del Bailarín. LOLITA VÁZQUEZ

Tras diez años en el Despiste, Rosa Nunes y Miguel Ángel Dasilva decidieron cambiar. El negocio funcionaba —«dábamos unas 200 cenas cada sábado», explica Miguel—, pero la falta de personal les llevó a buscar un cambio. «Cada vez teníamos más clientes, pero no conseguíamos gente para trabajar y estábamos muy cansados», señala Rosa. Reabrieron el Bailarín, un local en la salida a Viloira. «Es un mítico, no se podía cambiar el nombre», señala Miguel. Ofrecen pinchos con cada consumición, a cualquier hora, dando la opción de pedir una tapa de la propuesta del día, que incluye callos, riñones, alubias, hígado, rabo, mollejas, morro... Además, también ofrecen caldo y todos los domingos hay sopas de ajo.

Para la ruta proponen «un risotto de verduras con gambas, un puré de ajo y un medallón de ibérico con queso de cabra y salsa agridulce tipo barbacoa que hemos preparado nosotros», señala el hostelero.

Julio Pérez y Yolanda Pereira, de la tapería Agarimo.
Julio Pérez y Yolanda Pereira, de la tapería Agarimo. LOLITA VÁZQUEZ

Casi dos años ya llevan Yolanda Pereira y Julio Pérez con la tapería Agarimo, en el casco vello. Su fuerte son las croquetas caseras, las zamburiñas, los mejillones tigre y las ancas de rana. «Buscaba la diferencia y la conseguí», dice Yoli, la cocinera, que se congratula del éxito de las mollejas en salsa, rompiendo la idea preconcebida de que deben ser crujientes, o de la oreja guisada en lugar de á feira. En la ruta busca sorprender de nuevo y para ello ideó Delicias del mar, que lleva pulpo y puré de patata servidos en una cuchara comestible hecha con hojaldre. Así que no se necesitan cubiertos. Ya tienen listas más de mil unidades para que nadie se quede sin probarlo, porque el año pasado con 800 raciones se quedaron cortos. «Ojalá el domingo tengamos que hacer más», avanza Julio.