Nadie creyó en su proyecto y ahora abre su segundo negocio de repostería creativa en Pontevedra

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Marta Esperón, en su local de La Postrería de Marta, en Pontevedra
Marta Esperón, en su local de La Postrería de Marta, en Pontevedra CAPOTILLO

Marta Esperón da vida a un local que cambió de manos tres veces en los últimos años

09 may 2024 . Actualizado a las 12:52 h.

Nadie creía en que sus pasteles serían un negocio exitoso. Pero Marta, que cuando tiene una cosa clara en su cabeza no tiene freno, apostó por la pastelería creativa en Sanxenxo. De eso pasaron más de tres años y fueron muchos los que tuvieron que darle la razón con su intuición. Ahora abrió en Pontevedra en un sitio que no ha tenido mucha fortuna en los últimos años. Ella le ha puesto vida a base de azúcar con unos postres y un café de especialidad que llama la atención de quien pasa por delante. A media mañana, ella llena las estanterías de postres y bollería, mientras Marino sirve cafés a un grupo de clientes que hacen un alto en el camino en su jornada laboral. Este semana el café de especialidad es de México.

Después de poner bonita la vitrina, Marta se sienta a contar cómo ha llegado hasta aquí en tan poco tiempo. No pierde la sonrisa. Está convencida que haber abierto un local en Pontevedra fue una decisión acertada. Y eso que le llegó casi por casualidad. Los últimos negocios que han estado ahí no acabaron de cuajar, uno de ellos vivió bajo la amenaza de un andamio que lo hizo invisible hasta que acabó cerrando en menos de un año. El siguiente que probó suerte se lo traspasó a esta empresaria, que le ha dado un pequeño cambio para ponerle su imagen corporativa en todos rosas.

A través de unas jornadas de networking a las que asiste los viernes, Marta conoció a los anteriores dueños de este bajo de Rosalía de Castro. «Me dijeron que les gustaba lo que hacía y quisieron que nos viésemos en Pontevedra para ver si le podía poner la bollería», recuerda Marta Esperón Borregeiro. Cuando hablaron era Semana Santa, unos días «muy locos» de trabajo en los que Marta da servicio a la hostelería y cubre la demanda de roscones y huevos de Pascua. «Me vine pensando que iba a ponerles la bollería y me quedé con el local», señala esta pastelera, que negoció en muy poco tiempo el cambio de gerencia. En apenas 20 días abría en Pontevedra su segundo local de La Postrería de Marta. Cumplía su sueño por partida doble. Tiene un local en Sanxenxo desde donde elabora postres para muchos restaurantes de la zona de O Salnés y ahora tienen un punto de venta en el centro de Pontevedra. 

Marta siempre estuvo detrás de una cocina y muy vinculada al mundo de la hostelería. Su familia gestiona el restaurante Carmen y el Berberecho de Sanxenxo. En este último fue jefa de cocina durante varios años, antes de vivir en otros países, como la República Dominicana, de donde llegó hace muy poco junto a su ahora expareja y empleado en La Postrería de Marta. «Nos llevamos de maravilla, ahora somos compañeros de trabajo», indica. Ese bagaje en la hostelería le ayudó mucho a salir adelante en esta nueva aventura. «No fui a ningún restaurante a ofrecer mis postres, todos vinieron. Los comerciales que venían antes a vender sus productos fueron haciéndome publicad por los locales», reconoce Esperón Borregeiro, que destaca lo importante que fue para ella que Tintanegra confiase en ella.

Le gusta innovar con sus creaciones, pero si tuviese que decir qué es La Postrería de Marta, duda, antes de afirmar que «es un local de repostería creativa en el que hacemos bollería con mantequilla francesa, cookies rellenas, semifríos, postres especializados y también cátering salados». Esto es solo una parte de una carta que va mudando día a día. «A mí me encanta crear cosas nuevas e ir probando», apunta. Por eso está pensando en recuperar las catas que hacía cuando empezó. «Me ayudaron un montón a saber lo que le gustaba o no a los clientes», añade Marta, que los fines de semana saca unos packs con variedades de un mismo postre o bollería para que el cliente se lo lleve a casa y pruebe todas las opciones. Lo único que no hace es postres de foundant porque para ella lo principal «es el sabor». A partir de ahí está abierta a todas las posibilidades para ganar más clientes.

CAPOTILLO

En esa andadura en la que nadie confió, empezó sola. Hoy son cuatro personas en el obrador, un repartidor y Marino, el camarero que atiende en Pontevedra. Sus postres llegan a muchos restaurantes de Sanxenxo, pero también de Poio y A Illa, además de a decenas de casas que la conocen a través de las redes sociales. El balance que hace es más que positivo. Aunque a veces haga jornadas maratonianas y le cueste conciliar, no se le borra la sonrisa de la cara. Agradece mucho a los abuelos el apoyo en el cuidado de sus hijos de 9 y 6 años. Esos primeros pasos le costaron muchas lágrimas y menos dudas. «Mi madre me decía que si creía que iba a ser rentable hacer unos cuantos pasteles para amigos, si iba a poder vivir de eso», recuerda con una sonrisa. El tiempo le ha demostrado que sí.