La calidad del aire en Europa mejora «considerablemente»

La Voz BARCELONA / EFE

SOCIEDAD

Imagen de archivo de las torres de la Castellana de Madrid tapadas por la contaminación atmosférica
Imagen de archivo de las torres de la Castellana de Madrid tapadas por la contaminación atmosférica Sergio Barrenechea

Un estudio del ISGlobal detecta un importante descenso de los niveles de partículas en suspensión y del dióxido de nitrógeno

13 mar 2024 . Actualizado a las 17:07 h.

Un estudio ha comprobado que la calidad del aire en Europa ha mejorado «considerablemente» en las dos últimas décadas gracias a la reducción de los niveles globales de partículas en suspensión (PM2,5 y PM10) y dióxido de nitrógeno (NO2) en la mayor parte del continente.

Así lo estima un estudio liderado por el Instituto de Salud Global (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación «la Caixa», y el Barcelona Supercomputing Center - Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS).

Los investigadores han analizado las concentraciones ambientales diarias de PM2,5, PM10, dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono (O3) en más de 1.400 regiones de 35 países europeos, con una población de 543 millones de personas, entre 2003 y 2019.

El objetivo de este proyecto era evaluar la cantidad de días en los que se superaron las directrices de 2021 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para uno o varios contaminantes.

Los resultados del estudio, publicados en la revista Nature Communications, muestran que los niveles globales de partículas en suspensión (PM2,5 y PM10) y dióxido de nitrógeno (NO2) han disminuido en la mayor parte de Europa.

En concreto, los niveles de PM10 fueron los que más disminuyeron durante el periodo de estudio, seguidos de los de NO2 y PM2,5, con descensos anuales del 2,72 %, 2,45 % y 1,72 %, respectivamente.

En cambio, los niveles de O3 aumentaron anualmente un 0,58 % en el sur de Europa, lo que multiplicó casi por cuatro el número de días con mala calidad del aire.

El estudio también analizó el número de días en que se superaron simultáneamente los límites de dos o más contaminantes, lo que se conoce como contaminación compuesta.

Los resultados arrojaron que más del 86 % de la población europea experimentó al menos un día al año con contaminación compuesta, siendo las combinaciones de PM2,5 con NO2 y PM2,5 con O3 las más comunes.

Así, según los investigadores, los resultados ponen de relieve las «mejoras significativas» de la calidad del aire en Europa en lo que respecta a las PM10 y NO2, mientras que los niveles de PM2,5 y O3 siguen superando las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en muchas regiones, lo que se traduce en un mayor número de personas expuestas a niveles de aire no limpio.

Concretamente, los niveles de PM2,5 y PM10 fueron más elevados en el norte de Italia y en Europa oriental, mientras que los niveles de PM10 fueron más elevados en el sur de Europa y los de NO2 en el norte de Italia y en algunas zonas de Europa occidental, como en el sur del Reino Unido, Bélgica y los Países Bajos.

«Se necesitan esfuerzos específicos para abordar los niveles de PM2,5 y O3 y los días con contaminación compuesta asociados, especialmente en el contexto del rápido aumento de las amenazas del cambio climático en Europa», ha aseverado el investigador de ISGlobal y autor principal del estudio, Zhao-Yue Chen.

El O3 troposférico se encuentra en las capas bajas de la atmósfera y se considera un contaminante secundario porque no se emite directamente a la atmósfera, sino que se forma a partir de ciertos precursores que se producen en los procesos de combustión, principalmente en el transporte y la industria.

En concentraciones elevadas, el ozono puede dañar la salud humana, la vegetación y los ecosistemas.

«Las estrategias convencionales de control de la contaminación atmosférica pueden no ser suficientes para mitigar eficazmente los altos niveles de O3 y los días con contaminación compuesta asociados», ha advertido el investigador de ISGlobal y autor sénior del estudio, Joan Ballester.

En esta línea, el experto ha instado a abordar el cambio climático, que influye en la formación de ozono a través del aumento de la luz solar y el incremento de las temperaturas, lo que considera «crucial para la gestión del ozono a largo plazo y la protección de la salud pública»