La provincia de Pontevedra acumula 35 días al año con mala calidad del aire

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Vista de A Coruña, con la torre de Hércules al fondo, difuminada por la niebla y la contaminación del aire
Vista de A Coruña, con la torre de Hércules al fondo, difuminada por la niebla y la contaminación del aire Marcos Miguez

Un estudio del ISGlobal detecta una mejora considerable en Europa en las dos últimas décadas, con la reducción de partículas y de óxido de nitrógeno

14 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Pontevedra es la provincia gallega que más días de mala calidad al año acumula, según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) en el que se destaca que este tipo de contaminación se ha reducido «considerablemente» en las últimas dos décadas en la mayoría de países europeos. Pese a ello, entre el 80 y el 98 % de la población europea, dependiendo del contaminante concreto que se tenga en cuenta, vive en zonas que superan los niveles máximos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El estudio, realizado con el impulso de la Fundación ‘‘la Caixa'' y el apoyo del Barcelona Supercomputing Center (BSC), sitúa a Galicia entre las comunidades de España que presentan un aire más limpio atendiendo a la mayoría de parámetros. Es únicamente en el caso de las partículas en suspensión PM2,5 donde la provincia de A Coruña y, sobre todo, la de Pontevedra figuran con cifras más negativas.

Acumulan 35,5 y 10 días al años, respectivamente, por encima de los valores fijados por la OMS, frente a los 2,1 de Ourense y los 1,2 de Lugo. Están lejos, en cualquier caso, de los registros de Barcelona, Baleares, Castellón, Alicante, Huelva, Granada y Jaén que presentan los peores registros del país con más de 50 días al año.

Estos elementos minúsculos, también conocidos como materia particular (PM, por siglas en inglés) se analizan en dos niveles atendiendo a su tamaño. Los más grandes, las PM10, responde al tamaño inferior a 10 micras y las PM2,5 a las que miden menos de 2,5, es decir, menos incluso que un cabello humano. En ambos casos pueden ser partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, polen... que se dispersan en la atmósfera.

Toxicidad

Generalmente, se le atribuye una toxicidad superior a las más pequeñas por su contenido en sulfatos, nitratos, metales o ácidos. Pero tanto unas como otras son susceptibles de entrar en el cuerpo a través de la respiración, acumularse en el organismo y producir enfermedades. Hay incluso unas más finas, las PM0,1 que llegan a los alveolos pulmonares y de ahí pasan a la sangre con la consiguiente capacidad para dañar distintos órganos.

Los investigadores analizaron los niveles de contaminación de más de 1.400 regiones de 35 países europeos entre el 2003 y el 2019 y detectaron un descenso generalizado de estas partículas en la mayor parte del continente. El recorte más significativo fue el de las PM10 con una caída media anual del 2,73 %, frente al 2,45 de las PM2,5 y el 1,72 del dióxido de nitrógeno (NO2). No ocurrió lo mismo con el ozono (O3), cuyos niveles se incrementaron un 0,58 % cada año en el sur de Europa, lo que multiplicó por cuatro los días de mala calidad del aire.

«Se necesitan esfuerzos específicos para abordar los niveles de PM2,5 y O3 y los días con contaminación compuesta asociados, especialmente en el contexto del rápido aumento de las amenazas del cambio climático en Europa», dice Zhao-Yue Chen, investigador de ISGlobal y autor principal del estudio.

«Nuestra estimación de la exposición de la población a eventos de contaminación atmosférica compuesta proporciona una base sólida para la investigación futura y el desarrollo de políticas para abordar la gestión de la calidad del aire y las preocupaciones de salud pública en toda Europa», añade Carlos Pérez García-Pando, profesor del BSC.

Un modelo continental

Este enfoque utilizado por los investigadores permite establecer un mapa diario de la calidad del aire en Europa, más allá de la capacidad de las estaciones de medición, cuya distribución es muy desigual dentro del continente.

«Los modelos recogen datos de múltiples fuentes, como estimaciones de aerosoles por satélite, datos atmosféricos y climáticos existentes e información sobre el uso del suelo. Analizando estas estimaciones de contaminación atmosférica, el equipo calculó el promedio anual de días en los que se supera el límite diario de la OMS para uno o más contaminantes atmosféricos», explica el ISGlobal en un comunicado.

Más allá de las partículas, a los investigadores les preocupan los datos de ozono troposférico porque no es algo que se emita directamente a la atmósfera, sino que se forma a partir de otros gases procedentes de la industria y el transporte. «La gestión del ozono presenta un reto complejo debido a su vía de formación secundaria. Las estrategias convencionales de control de la contaminación atmosférica, que se centran en la reducción de las emisiones de contaminantes primarios, pueden no ser suficientes», afirma Joan Ballester Claramunt, investigador de ISGlobal.