La posibilidad de poner en valor variedades autóctonas con las que hacer harinas

Una cosa es la producción de cereales para la alimentación del ganado o para la elaboración de piensos, que se debe hacer siguiendo criterios de rentabilidad, y otra bien diferente es el cultivo de esas mismas materias primas para hacer con ellas harinas de calidad. «Unha cousa é a cantidade e outra a preservación de variedades autóctonas intentando facer un produto diferente que gañe cota de mercado», explica Flores. Para ese tipo de cultivos sí que tiene Galicia más capacidad porque, además, las variedades autóctonas están mejor adaptadas a las condiciones agroclimáticas.

«Se ha abandonado tanto el cultivo del maíz, que empresas gallegas tiene que importar las harinas de Francia y Portugal», explica Malvar. En su opinión, las harinas de calidad pueden tener mucho futuro «porque el producto final tiene mucho valor añadido». Por eso considera que sí, que hay nicho de mercado para estos cultivos y, de hecho, «sí que está habiendo un movimiento para promocionar ese cultivo de la mano de las empresas», añade. En su opinión, este tipo de cultivos es una «forma de hacer rentable el campo y de que sea atractivo para los jóvenes», insiste.

Otro proyecto que busca recuperar el cultivo del cereal autóctono es la puesta en marcha de la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) Pan Galego. Para elaborar los productos amparados por esta marca de calidad es imprescindible utilizar harina que proceda, en parte, de variedades de trigo autóctono de Galicia. «Está incidindo na diferenciación dos nosos produtos, igual que se fai co leite de pastoreo, e o consumidor está xa moi atento a todo o que promove un estilo de vida saudable», añade Flores. La lógica dice que si el Pan Galego tiene demanda, también lo tendrá la harina aquí cultivada.

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