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El estudio que ayuda a los veterinarios a identificar la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

GANADERÍA

Adrian Freiria

Investigadores de la Universidad de Zaragoza describen las principales lesiones que causa en el vacuno y, por primera vez, en los terneros de cebo

22 abr 2024 . Actualizado a las 11:20 h.

En junio del pasado año se detectaba en España el primer caso de Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE), un virus que, desde entonces, ha traído de cabeza al sector ganadero español. La enfermedad se fue extendiendo poco a poco por todo el territorio y llegó a Galicia a finales de septiembre del pasado año, dejando un importante rastro de pérdidas en las explotaciones ganaderas. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Zaragoza han descrito las principales lesiones que esta enfermedad causa en los animales. Con ello quieren ayudar a los veterinarios clínicos a identificar la enfermedad y contribuir a frenar su avance.

El trabajo, que ha sido publicado en el boletín de la Asociación Nacional de Especialistas en Medicina Bovina de España, está liderado por el anatomopatólogo y catedrático de Sanidad Animal, Marcelo De las Heras y en él han participado expertos de la facultad de veterinaria como Mario Enguita, Joan Pineda, Lluis Luján, Daniel Fernández de Luco, Mari Cruz Arnal, Ana Rodríguez y Carmen Carmena. En su departamento recibieron animales y muestras de otros de toda España, a las que realizaron la consiguiente necropsia para saber por qué y cómo se había producido el fallecimiento.

«Recopilamos animales adultos y terneros de cebo, estudiamos sus lesiones y las comparamos con otras más comunes. Queríamos dar claves a los veterinarios clínicos para ayudarlos a diferenciar lo que es la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica, porque se puede confundir con otras enfermedades», asegura De las Heras. La primera conclusión que sacaron es que el brote que se detectó en España afectó también a los teneros de cebo, «cuando antes no existían referencias de que hubiera afectado a estos animales», añade. Aunque no hay datos oficiales, se habla de que la mortalidad en estos animales era un 2 % superior a lo habitual.

Principales síntomas

¿Cuáles son los principales síntomas que presenta una vaca afectada por esta dolencia? «Es una enfermedad vírica que daña a los vasos sanguíneos más pequeños, así que los edemas en la cabeza, en los párpados y en la lengua» son muy característicos en estos animales enfermos, asegura. «También sacan la lengua hacia fuera seguido, la tienen colgando y babeando y expulsan mucho fluido por la nariz, además de que empiezan a respirar mal», añade. En los terneros de cebo la enfermedad es todavía más difícil de diagnosticar porque no hay síntomas tan evidentes. «Uno de ellos es que cojean, porque se le inflaman las coronas de la pezuña. También pueden tener mucha saliva y descarga nasal», cuenta.

En los casos más agudos y graves, en cambio, a veces ni siquiera hay síntomas. «Se mueren directamente sin que aparezcan síntomas claros», afirma. El equipo de De las Heras realizó numerosas necropsias en las que pudieron comprobar que estos animales fallecidos «tenían hemorragias internas por todos lados. Afectaban a los nódulos linfáticos y al pulmón. Algunas vacas, tenían tapones de sangre en la traquea, es decir, se habían ahogado», cuenta.

También les llamó la atención lo mucho que esta enfermedad afectaba a las vacas preñadas. «Como es una enfermedad que afecta a los vasos sanguíneos, afecta también a la placenta y se produjeron muchos fallos reproductivos», asegura. Así, hubo animales que eran inseminados y no se quedaban preñados y otros que tuvieron abortos. Al mismo tiempo, detectaron que la enfermedad ocasionaba problemas de fertilidad a los toros, que llegaban a perder hasta un 75 % de su capacidad reproductiva. «No podemos dimensionar cómo afectó todo esto, porque no tenemos datos concretos, pero algunos veterinarios estiman que esta cuestión ha sido muy relevante», añade.

Enfermedades similares

Uno de los motivos que llevó al equipo de la Universidad de Zaragoza a realizar este estudio es que los síntomas de la EHE se pueden confundir con los de otras enfermedades que son muy comunes entre el ganado. «En los terneros de cebo, por ejemplo, se puede confundir con una septicemia hemorrágica, que es una enfermedad de origen bacteriano», asegura. Y en otros animales, las lesiones pulmonares pueden parecerse a las de la rinotraqueítis vírica bovina o a los virus respiratorios sincitial. «Ambas son enfermedades muy comunes que pueden confundirse, por eso hicimos esta guía, para intentar ayudar a los veterinarios», concluye.

El virus se comportó con más virulencia que en otros países

Los autores del estudio también han revisado toda la documentación que existe sobre la afectación que la EHE ha tenido en otros países del mundo. Y se han dado cuenta de que «no existe una descripción de casos tan grave en toda la bibliografía que hemos consultado como la que hemos visto nosotros» en los animales analizados, asegura De las Heras. También explica que «no sabemos muy bien por qué se ha producido esto. Pensamos que el serotipo que está afectando aquí igual viene de Túnez o del norte de África y es más virulento para animales de nuestra raza o sistema productivo».

Según este investigador, en otras regiones, como Estados Unidos, sí que se han encontrado casos graves en animales salvajes, pues la EHE afecta también a la familia de los ciervos, por ejemplo. «En animales salvajes sí que hay casos como los que hemos encontrado aquí en las vacas, pero en principio no existen datos que indiquen patologías tan graves como las que hemos encontrado aquí en terneros de cebo», sostiene este investigador de la Universidad de Zaragoza.

Casos menos graves si vuelve a atacar el mismo serotipo

Este mismo virus atacó con fuerza al ganado de Japón entre los años 50 y 60. Y, según los datos que se conservan, la primera ola fue también virulenta. Sin embargo, un año después, ya no fue tan grave porque «los animales ya habían adquirido inmunidad y disminuyó la gravedad del brote», explica. Con esos datos en la mano, dice el investigador, se podría pensar que el brote que haya este año será mucho menos virulento, «pero eso no es una afirmación categórica», insiste.

De las Heras reconoce que existen bastante incertidumbre sobre cómo se comportará la enfermedad si vuelve a aparecer en España, algo que está previsto que suceda a partir del mes de agosto, cuando las elevadas temperaturas son las ideales para la supervivencia del mosquito que transmite este virus. «Si esta infección sigue los patrones de otros países, probablemente tendremos menos problemas de infección que este año», añade. Otra cosa será cómo afectará el virus a la reproducción en las granjas, por los problemas que está ocasionando en la fertilidad de toros y vacas.