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De cofradías de pescadores y organizaciones de productores

José Vicente Domínguez CAPITÁN DE PESCA Y DE MARINA MERCANTE

PESCA Y MARISQUEO

C.

08 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

A modo de introducción, permítaseme presumir y decir que la primera Cofradía de Pescadores y Mareantes de San Pedro de Palmeira data del año 1680. En aquel entonces, España peleaba de forma cruenta con los Tercios de Flandes, al igual que ahora lo hace con delicadeza y cierta sumisión con los poderosos miembros de la Unión Europea con intereses pesqueros.

Ya desde el principio, las negociaciones de España para su entrada en la UE, no fueron entre pares o iguales —y no solo por la reconversión industrial—, sino un ejemplo de sumisión; sobre todo, en lo que afecta al sector pesquero. Las presiones de Francia, el Reino Unido, Irlanda y los Países Bajos obligaron a los españoles a poner la pluma en un acuerdo ciertamente mejorable. Ya sé que gracias a la entrada en el club comunitario estamos mejor que antes, pero hay que reconocer que las negociaciones pesqueras no eran una prioridad para nuestro Gobierno y nuestros negociadores no se cubrieron de gloria precisamente, y poco tenían que celebrar aquel 1 de enero de 1986. Algunos entonces alzamos la voz. Otros trataron de adaptarse.

Una de las cosas que más llama la atención a quienes nos preocupamos de las cosas del sector es la blandura de nuestros gobernantes ante los gestores comunitarios. Tan solo aparecen cuando los escasos lobis de que disponemos en materia de pesca alzan su voz. Mientras tanto, están silentes e incapaces de incorporar siquiera el nombre cofradías de pescadores, en los múltiples acuerdos de la política pesquera común (PPC). 

Omitidas en el reglamento

Pero no solo se omite en el reglamento comunitario al respecto (UE 1379 del 2013), sino que ni se menciona en nuestro país en el reciente real decreto 664/2023, de 18 de julio. Se extiende tal real decreto acerca de todas las posibilidades de asociación pesquera y de cultivos marinos, pero obvia a las organizaciones más representativas de dichos sectores, como son las cofradías de pescadores.

Y ahora, en fecha tan reciente como el 21 de marzo, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación crea un grupo de trabajo para «estudiar el reconocimiento de las Cofradías de Pescadores de cara a optar a su reconocimiento como organizaciones de productores pesqueros (OPP)» y, así —añado yo—, poner en valor lo demandado por la PPC de la UE en su mencionado reglamento 1379/2013, en donde, entre otros, considera como fin de las OPP el «conseguir la estabilidad de mercado y una estrecha adecuación entre la oferta y la demanda, amén de proteger los recursos pesqueros y biológicos». ¿Tan lejos están la cofradías de defender tales criterios?

A quienes dirigen los asuntos pesqueros y son responsables de las negociaciones con la UE les diría que, salvando cierto tufo proteccionista que las autonomías les prestan a las cofradías, deberían poner en valor estas corporaciones de derecho público que, alguna, como la Cofradía de Pescadores y Mareantes de San Martín de Laredo, fueron creadas en el año 1306. Son, por tanto, más antiguas que muchos reinos europeos.