Protesta ante el Halo, una obra de 16 millones en una ciudad con un 26 % de pobreza

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO

Xoán Carlos Gil

El colectivo Os Ningués denuncia el gasto insuficiente en política social de Vigo

09 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El ascensor Halo es una obra que ha costado casi 16 millones de euros en una ciudad en la que el 26 % de la población vive bajo el umbral de la pobreza y en la que hubo 682 desahucios desde el 2022. Así lo expresó ayer el colectivo Os Ninguéns, que celebró un acto ante la instalación para hacer visible ese contraste: una obra multimillonaria en una urbe donde denuncian que hay carencias en política social.

Uno de los participantes leyó un manifiesto en el que dejaban claro que no están en contra de un ascensor que ayude a la movilidad. De hecho, la instalación, en sus pocos meses de funcionamiento, ya se ha convertido en un servicio imprescindible para miles de ciudadanos para desplazarse entre dos planos de la ciudad separados por un desnivel de más de 40 metros de altura. Sin embargo, un grupo de ciudadanos se posicionó ayer en contra «dunha obra faraónica cun sobrecusto elevadísimo, na que se priorizaron cuestións estéticas e ornamentais nun momento de total urxencial social». Al foro sociosanitario de Os Ninguéns le parece una «frivolidade e un malgasto» el destino de semejante cantidad de dinero público, en lugar de haber apostado por una solución más económica, e igualmente útil.

Denuncian que, mientras tanto, las partidas destinadas a ayudar a las personas con menos recursos son insuficientes. «Dun orzamento de 316 millóns de euros, sen contar os remanentes, destínase a axudas sociais municipais 1,2 millóns, a metade do que había no 2020. É unha cantidade incompresible tendo en conta o superávit millonario», destacaron en el manifiesto. El portavoz de Os Ninguéns, Antón Bouzas, se quejaba de que, mientras se destinan los recursos a obras millonarias, la política social ha sufrido recortes durante los últimos años. Citó como ejemplo la pérdida del programa Sereos, que atendía a personas en la calle, el rechazo al proyecto del albergue en el edificio de la Gota de Leche, o la venta de las viviendas del patrimonio municipal en Rosalía de Castro, que se podían haber destinado a alojar a personas que se quedan en la calle.